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32 Así que llegamos a salvo a Jerusalén, donde descansamos tres días.

33 Al cuarto día de nuestra llegada, la plata, el oro y los demás objetos de valor fueron pesados en el templo de nuestro Dios y encomendados a Meremot, hijo del sacerdote Urías, y a Eleazar, hijo de Finees, junto con Jozabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binúi, ambos levitas. 34 Ellos rindieron cuenta de todo por número y peso, y el peso total quedó asentado en los registros oficiales.

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