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Por tanto, Tatnay, gobernador del otro lado del Éufrates, Setar-Boznay y demás colegas que gobiernan al otro lado del Éufrates, ¡aléjense de allí! Dejen que se realicen las obras del Templo de Dios y que el gobernador de Judea y los responsables de los judíos reconstruyan ese Templo de Dios en su emplazamiento original.

Estas son mis órdenes sobre cómo deben colaborar con los responsables de los judíos para llevar a cabo la reedificación del Templo de Dios: A cuenta del erario real y con dinero procedente de los tributos de la provincia Transeufratina, páguense puntualmente los gastos de esos hombres y que no pare la obra.

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