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A partir de ese momento ofrecieron también el sacrificio perpetuo, los de la luna nueva, los de todas las solemnidades dedicadas al Señor y los de cualquiera que presentase espontáneamente su ofrenda al Señor. Desde el primer día del séptimo mes comenzaron a ofrecer holocaustos al Señor, a pesar de que no se habían echado los cimientos del Templo del Señor. Entregaron dinero a los canteros y a los carpinteros, y suministraron víveres, bebidas y aceite a los sidonios y a los tirios a cambio de que, desde el Líbano, enviaran a Jope por vía marítima maderas de cedro de acuerdo con la autorización que había concedido Ciro, rey de Persia.

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