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SED, pues, imitadores de Dios como hijos amados:

Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó á sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio á Dios en olor suave.

Pero fornicación y toda inmundicia, ó avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene á santos;

Ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

No seáis pues aparceros con ellos;

Porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz,

(Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad;)

10 Aprobando lo que es agradable al Señor.

11 Y no comuniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien redargüidlas.

12 Porque torpe cosa es aun hablar de lo que ellos hacen en oculto.

13 Mas todas las cosas cuando son redargüidas, son manifestadas por la luz; porque lo que manifiesta todo, la luz es.

14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

15 Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como necios, mas como sabios;

16 Redimiendo el tiempo, porque los días son malos.

17 Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

18 Y no os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución; mas sed llenos de Espíritu;

19 Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;

20 Dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo:

21 Sujetados los unos á los otros en el temor de Dios.

22 Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al Señor.

23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.

24 Así que, como la iglesia está sujeta á Cristo, así también las casadas lo estén á sus maridos en todo.

25 Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella,

26 Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,

27 Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.

28 Así también los maridos deben amar á sus mujeres como á sus mismos cuerpos. El que ama á su mujer, á sí mismo se ama.

29 Porque ninguno aborreció jamás á su propia carne, antes la sustenta y regala, como también Cristo á la iglesia;

30 Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

31 Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se allegará á su mujer, y serán dos en una carne.

32 Este misterio grande es: mas yo digo esto con respecto á Cristo y á la iglesia.

33 Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también á su mujer como á sí mismo; y la mujer reverencie á su marido.

El andar de los hijos de Dios

Sean, pues, imitadores de Dios(A) como hijos amados; y anden en amor(B), así como también Cristo les[a] amó(C) y se dio a sí mismo por nosotros(D), ofrenda y sacrificio a Dios(E), como fragante aroma[b](F).

Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre ustedes(G), como corresponde a los santos. Tampoco haya obscenidades, ni necedades(H), ni groserías, que no son apropiadas(I), sino más bien acciones de gracias(J). Porque con certeza ustedes saben esto: que ningún inmoral, impuro o avaro, que es idólatra(K), tiene herencia en el reino de Cristo(L) y de Dios.

Que nadie los engañe con palabras vanas(M), pues por causa de estas cosas la ira de Dios(N) viene sobre los hijos de desobediencia(O). Por tanto, no sean partícipes con ellos(P); porque antes ustedes eran(Q) tinieblas, pero ahora son luz(R) en el Señor; anden como hijos de luz(S). Porque el fruto de la luz[c](T) consiste en toda bondad(U), justicia y verdad.

10 Examinen qué es lo que agrada al Señor(V), 11 y no participen en las obras estériles de las tinieblas(W), sino más bien, desenmascárenlas(X). 12 Porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. 13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas[d] por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz[e](Y). 14 Por esta razón dice:

«Despierta, tú que duermes(Z),
Y levántate de entre los muertos(AA),
Y te alumbrará Cristo(AB)».

15 Por tanto, tengan cuidado[f] cómo andan(AC); no como insensatos sino como sabios(AD), 16 aprovechando bien[g] el tiempo(AE), porque los días son malos(AF). 17 Así pues, no sean necios, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor(AG). 18 Y no se embriaguen con vino(AH), en lo cual hay disolución(AI), sino sean llenos del Espíritu(AJ).

19 Hablen entre ustedes con salmos(AK), himnos(AL) y cantos espirituales(AM), cantando(AN) y alabando con su corazón al Señor(AO). 20 Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre[h](AP). 21 Sométanse unos a otros(AQ) en el temor de Cristo(AR).

Cristo y la iglesia, un modelo para el hogar

22 (AS)Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos(AT) como al Señor(AU). 23 Porque el marido es cabeza de la mujer(AV), así como Cristo es cabeza de la iglesia(AW), siendo El mismo el Salvador del cuerpo(AX). 24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.

25 Maridos, amen a sus mujeres(AY), así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella(AZ), 26 para santificarla(BA), habiéndola purificado(BB) por el lavamiento del agua(BC) con la palabra(BD), 27 a fin de presentársela a sí mismo, una[i] iglesia en toda su gloria[j], sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada(BE).

28 Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama(BF). 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo[k], sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; 30 porque somos miembros de Su cuerpo[l](BG). 31 Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne(BH).

32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo(BI), y que la mujer respete[m] a su marido(BJ).

Footnotes

  1. Efesios 5:2 Algunos mss. antiguos dicen: nos.
  2. Efesios 5:2 Lit. para olor de fragancia.
  3. Efesios 5:9 Algunos mss. dicen: del Espíritu.
  4. Efesios 5:13 O reprochadas.
  5. Efesios 5:13 O pues la luz es lo que hace todo visible.
  6. Efesios 5:15 Lit. miren cuidadosamente.
  7. Efesios 5:16 Lit. redimiendo.
  8. Efesios 5:20 Lit. al Dios y Padre.
  9. Efesios 5:27 Lit. la.
  10. Efesios 5:27 Lit. gloriosa.
  11. Efesios 5:29 Lit. propia carne.
  12. Efesios 5:30 Algunos mss. agregan: de su carne y de sus huesos.
  13. Efesios 5:33 Lit. tema.

Vivir en la luz

Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó[a] y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios.

Que no haya ninguna inmoralidad sexual, impureza ni avaricia entre ustedes. Tales pecados no tienen lugar en el pueblo de Dios. Los cuentos obscenos, las conversaciones necias y los chistes groseros no son para ustedes. En cambio, que haya una actitud de agradecimiento a Dios. Pueden estar seguros de que ninguna persona inmoral, impura o avara heredará el reino de Cristo y de Dios. Pues el avaro es un idólatra, que adora las cosas de este mundo.

No se dejen engañar por los que tratan de justificar esos pecados, porque el enojo de Dios caerá sobre todos los que lo desobedecen. No participen en las cosas que hace esa gente. Pues antes ustedes estaban llenos de oscuridad, pero ahora tienen la luz que proviene del Señor. Por lo tanto, ¡vivan como gente de luz! Pues esa luz que está dentro de ustedes produce solo cosas buenas, rectas y verdaderas.

10 Averigüen bien lo que agrada al Señor. 11 No participen en las obras inútiles de la maldad y la oscuridad; al contrario, sáquenlas a la luz. 12 Es vergonzoso siquiera hablar de las cosas que la gente malvada hace en secreto. 13 No obstante, sus malas intenciones se descubrirán cuando la luz las ilumine, 14 porque la luz hace todo visible. Por eso se dice:

«Despiértate, tú que duermes;
    levántate de los muertos,
    y Cristo te dará luz».

Vivir por el poder del Espíritu

15 Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. 16 Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. 17 No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan. 18 No se emborrachen con vino, porque eso les arruinará la vida. En cambio, sean llenos del Espíritu Santo 19 cantando salmos e himnos y canciones espirituales entre ustedes, y haciendo música al Señor en el corazón. 20 Y den gracias por todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Relaciones guiadas por el Espíritu: el matrimonio

21 Es más, sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.

22 Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, 23 porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia. Él es el Salvador de su cuerpo, que es la iglesia. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, de igual manera la esposa debe someterse en todo a su marido.

25 Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella 26 a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.[b] 27 Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. 28 De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. 29 Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia. 30 Y nosotros somos miembros de su cuerpo.

31 Como dicen las Escrituras: «El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo»[c]. 32 Eso es un gran misterio, pero ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno. 33 Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.

Footnotes

  1. 5:2 Algunos manuscritos dicen Él los amó.
  2. 5:26 En griego al lavarla con agua mediante la palabra.
  3. 5:31 Gn 2:24.