Print Page Options

12 Acuérdate de tu Creador
    cuando todavía eres joven,
antes que lleguen los malos tiempos
    y te aflija la vejez;
así no tendrás que decir:
    «Ya no le encuentro gusto a la vida».
Ten siempre presente a tu Creador
    antes de que el sol, la luna
y las estrellas se oscurezcan,
    y vuelvan las nubes oscuras después de la lluvia.
Cuando te llegue esa época,
    tus brazos perderán la fuerza;
tus piernas se debilitarán y se doblarán;
    se te caerán los dientes
y no podrás morder bien la comida;
    y tu visión será borrosa.
No oirás bien,
    no escucharás el ruido en las calles,
    ni siquiera el de la piedra que muele tu trigo.
No oirás cantar a las mujeres,
    pero el canto de un pájaro
te despertará en la madrugada
    porque no podrás dormir.
Temerás a las alturas
    y a tropezar con algo en el camino.
Tu cabello se volverá blanco
    como las flores de un árbol de almendro.
Te arrastrarás como un saltamontes cuando camines.
    Perderás el deseo de vivir.[a]
Luego irás a tu hogar eterno
    y los dolientes[b] se reunirán en las calles para llevarte a enterrar.

Acuérdate de tu Creador
    antes de que se rompan las cuerdas de plata,
    y se quiebre la copa de oro,
y se rompa el cántaro contra la fuente,
    y se despedace la polea del pozo.
Tu cuerpo vino de la tierra,
    y cuando mueras, regresará a la tierra.
Pero tu espíritu vino de Dios
    y cuando mueras, regresará a Dios.

Read full chapter

Footnotes

  1. 12:5 deseo de vivir o apetito o deseo sexual. El hebreo es oscuro.
  2. 12:5 dolientes Personas que lloran en un funeral. En los tiempos bíblicos había dolientes profesionales que se contrataban para mostrar gran tristeza en los funerales.

12 Acuérdate de tu creador
    en los días de tu juventud,
antes que lleguen los días malos
    y vengan los años en que digas:
    «No encuentro en ellos placer alguno»;
antes que dejen de brillar
    el sol y la luz,
la luna y las estrellas,
    y vuelvan las nubes después de la lluvia.
Un día temblarán los guardianes de la casa,
    y se encorvarán los hombres de batalla;
se detendrán las molenderas por ser tan pocas,
    y se apagarán los que miran a través de las ventanas.
Se irán cerrando las puertas de la calle,
    irá disminuyendo el ruido del molino,
las aves elevarán su canto,
    pero apagados se oirán sus trinos.
Sobrevendrá el temor por las alturas
    y por los peligros del camino.
Florecerá el almendro,
    la langosta resultará onerosa,
    y no servirá de nada la alcaparra,
pues el hombre se encamina al hogar eterno
    y rondan ya en la calle los que lloran su muerte.

Acuérdate de tu creador
    antes que se rompa el cordón de plata
    y se quiebre la vasija de oro,
y se estrelle el cántaro contra la fuente
    y se haga pedazos la polea del pozo.
Volverá entonces el polvo a la tierra,
    como antes fue,
y el espíritu volverá a Dios,
    que es quien lo dio.

Read full chapter

12 No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable». Acuérdate de él antes de que la luz del sol, de la luna y de las estrellas se vuelva tenue a tus ojos viejos, y las nubes negras oscurezcan para siempre tu cielo. Acuérdate de él antes de que tus piernas—guardianas de tu casa—empiecen a temblar, y tus hombros—los guerreros fuertes—se encorven. Acuérdate de él antes de que tus dientes—esos pocos sirvientes que te quedan—dejen de moler, y tus pupilas—las que miran por las ventanas—ya no vean con claridad.

Acuérdate de él antes de que la puerta de las oportunidades de la vida se cierre y disminuya el sonido de la actividad diaria. Ahora te levantas con el primer canto de los pájaros, pero un día todos esos trinos apenas serán perceptibles.

Acuérdate de él antes de que tengas miedo de caerte y te preocupes de los peligros de la calle; antes de que el cabello se te ponga blanco como un almendro en flor y arrastres los pies sin energía como un saltamontes moribundo, y la alcaparra ya no estimule el deseo sexual. Acuérdate de él antes de que te falte poco para llegar a la tumba—tu hogar eterno—donde los que lamentan tu muerte llorarán en tu entierro.

Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo. Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.

Read full chapter

12 Acuérdate, pues, de tu Creador(A) en los días de tu juventud,

antes que vengan los días malos(B),
y se acerquen los años en que digas:
No tengo en ellos placer;
antes que se oscurezcan el sol y la luz,
la luna y las estrellas(C),
y las nubes vuelvan tras la lluvia;
el día cuando tiemblen los guardas de la casa
y los fuertes se encorven(D),
las que muelen estén ociosas porque son pocas,
y se nublen(E) los que miran por las ventanas[a];
cuando se cierren las puertas de la calle
por ser bajo el sonido del molino(F),
y se levante uno al canto del ave,
y todas las hijas del canto sean abatidas(G);
cuando también teman a la altura y a los terrores en el camino,
y florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto[b];
porque el hombre va a su morada eterna(H)
mientras los del duelo(I) andan por la calle.
Acuérdate de Él antes que se rompa[c] el hilo de plata,
se quiebre el cuenco de oro(J),
se rompa el cántaro junto a la fuente,
y se haga pedazos la rueda junto al pozo;
entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era(K),
y el espíritu volverá a Dios(L) que lo dio(M).

Read full chapter

Footnotes

  1. Eclesiastés 12:3 O, aberturas
  2. Eclesiastés 12:5 O, y se pierda el apetito
  3. Eclesiastés 12:6 Así en la versión gr. (sept.); en heb., sea quitado

12 Acuérdate de tu creador
ahora que eres joven.
Acuérdate de tu creador
antes que vengan los días malos.
Llegará el día en que digas:
«No da gusto vivir tantos años».

Acuérdate de tu creador
antes que dejen de brillar
el sol, la luna y las estrellas.
Acuérdate de tu creador
ahora que después de la lluvia
las nubes siguen cargadas.

Llegará el día en que tiemblen
los guardianes del palacio;
llegará el día en que se doblen
los héroes de mil batallas.

Cuando llegue ese día,
habrá tan pocas molineras
que dejarán de moler;
las que espían por las ventanas
dejarán de asomarse a la calle;
las puertas de la casa
se cerrarán por completo;
el ruido del molino
parecerá perder fuerza,
y el canto de los pájaros
dejará de escucharse.

Cuando llegue ese día,
te darán miedo las alturas
y los peligros del camino.
Tu almendro echará flores blancas,
el saltamontes y la alcaparra
te resultarán una carga,
y no te servirán de nada.

Cuando llegue ese día,
irás camino al lugar
de donde ya no volverás,
y en la calle te rodearán
los que lamenten tu muerte.

Acuérdate de tu creador
antes que se hagan pedazos
el cordón de plata
y la vasija de oro;
antes que el cántaro
se estrelle contra la fuente
y la polea del pozo
se parta en mil pedazos.

Cuando llegue ese día,
volverás a ser polvo,
porque polvo fuiste,
y el espíritu volverá a Dios,
pues él fue quien lo dio.

Read full chapter