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¿Qué sentido tiene la vida?

Hay un mal que he visto en esta vida y que abunda entre los hombres: a algunos Dios les da abundancia, riquezas y honores, y no les falta nada que pudieran desear, pero es a otros a quienes les concede disfrutar de todo ello. ¡Esto es absurdo, y un mal terrible!

Si un hombre tiene cien hijos y vive muchos años, no importa cuánto viva, si no se ha saciado de las cosas buenas ni llega a recibir sepultura, yo digo que un abortivo vale más que él. Porque el abortivo vino de la nada, y a las tinieblas va, y en las tinieblas permanecerá anónimo. Nunca llegará a ver el sol, ni sabrá nada; sin embargo, habrá tenido más tranquilidad que el que pudo haber vivido dos mil años sin disfrutar jamás de lo bueno. ¿Y acaso no van todos a un mismo lugar? Mucho trabaja el hombre para comer, pero nunca se sacia. ¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Y qué gana el pobre con saber enfrentarse a la vida? Vale más lo visible que lo imaginario. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!

10 Lo que ahora existe ya ha recibido su nombre,
    y se sabe lo que es: humanidad.
Nadie puede luchar
    contra alguien más fuerte.
11 Aumentan las palabras,
    aumentan los absurdos.

¿Y qué se gana con eso? 12 En realidad, ¿quién sabe qué le conviene al hombre en esta breve y absurda vida suya, por donde pasa como una sombra? ¿Y quién puede decirle lo que sucederá en este mundo después de su muerte?

En este mundo hay otro mal muy común entre los hombres, según he podido ver: Dios les da a algunos abundantes riquezas y esplendor, y nunca les falta nada de lo que desean; pero no les permite gozar de todo ello, sino que otros lo disfrutan. ¡Esto es también una ilusión vana y realmente lamentable! Un hombre puede tener cien hijos y vivir muchos años; pero por mucho que viva, si no disfruta completamente de lo bueno, y si ni siquiera recibe sepultura, yo sostengo que un niño abortado vale más que ese hombre. Pues aunque ese niño se pierda en la nada, en la oscuridad, donde su nombre quedará ignorado, y aunque no llegue a ver el sol ni a saber nada, al menos habrá tenido más descanso que aquel hombre, el cual podría haber vivido dos mil años y, sin embargo, no disfrutar de sus bienes. Y al fin de cuentas, ¡todos van al mismo lugar!

El hombre trabaja y trabaja para comer, pero nunca queda satisfecho. ¿Qué tiene el sabio que no tenga el necio, a no ser sus conocimientos para hacerle frente a la vida?

Vale más lo que uno ve que lo que se imagina. Pero también esto es vana ilusión, es querer atrapar el viento. 10 Lo que ahora existe, hace mucho que recibió su nombre, y se sabe cuál es. Nadie puede luchar con quien es más poderoso que él. 11 Una cosa es cierta: donde abundan las palabras, abundan los disparates; y nada se gana con eso. 12 De hecho, nadie sabe lo que es mejor para el hombre durante los contados días de esta vana ilusión que es su vida. Sus días pasarán como una sombra, ¿y quién podrá decirle lo que ha de ocurrir en este mundo después de su muerte?

Yes, but there is a very serious evil which I have seen everywhere— God has given to some men very great wealth and honor so that they can have everything they want, but he doesn’t give them the health to enjoy it, and they die and others get it all! This is absurd, a hollow mockery, and a serious fault.

Even if a man has a hundred sons and as many daughters and lives to be very old, but leaves so little money at his death that his children can’t even give him a decent burial—I say that he would be better off born dead. For though his birth would then be futile and end in darkness, without even a name, never seeing the sun or even knowing its existence, yet that is better than to be an old, unhappy man. Though a man lives a thousand years twice over but doesn’t find contentment—well, what’s the use?

7-8 Wise men and fools alike spend their lives scratching for food and never seem to get enough. Both have the same problem, yet the poor man who is wise lives a far better life. A bird in the hand is worth two in the bush; mere dreaming of nice things is foolish; it’s chasing the wind.

10 All things are decided by fate; it was known long ago what each man would be. So there’s no use arguing with God about your destiny.

11 The more words you speak, the less they mean, so why bother to speak at all?

12 In these few days of our empty lifetimes, who can say how one’s days can best be spent? Who can know what will prove best for the future after he is gone? For who knows the future?