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Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.

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Todas las cosas cansan
    más de lo que es posible expresar.
Ni se sacian los ojos de ver
    ni se hartan los oídos de oír.

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Todas las cosas son fatigosas,
el hombre no puede expresarlas.
No se sacia(A) el ojo de ver,
ni se cansa[a] el oído de oír.

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Footnotes

  1. Eclesiastés 1:8 Lit., llena