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19-22 Dios ordena que vengan
la suave brisa y los fuertes vientos.
Sopla el frío viento del norte,
y el agua se convierte en hielo;
¡se vuelve dura como el hierro!
Otro viento calienta las montañas,
y el desierto se convierte en fuego;
¡arde en llamas la hierba!
Pero llegan la lluvia y el rocío,
y traen al ambiente salud y frescura.

23 Dios dominó el mar con su poder,
y allí estableció las islas.

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