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43 ¡Qué bella y pura es la bóveda del cielo!
¡Qué espectáculo tan grandioso el firmamento!
Brilla el sol, y el calor se va extendiendo;
¡qué maravillosa obra del Señor!
A mediodía hace arder el mundo;
¿quién puede resistir su calor?
Como el horno ardiente derrite los metales,
así el sol con sus rayos abrasa las montañas.
Una llamarada luminosa consume la tierra,
y su luz ciega los ojos.
¡Qué grande es el Señor, que lo creó!
Por orden suya, el sol avanza en su carrera.

También hace salir la luna en los diversos tiempos,
y ella, como señal eterna, dirige los periodos.
Por ella sabemos las fiestas y otras fechas señaladas;
al recorrer su órbita, su brillo es menor.
Sin embargo, se renueva cada mes;
¡qué admirable manera de cambiar!
Señal para los ejércitos del cielo,
que ilumina con su brillo la bóveda celeste.
Las estrellas son belleza y adorno del cielo;
su luz ilumina las alturas infinitas.
10 Por orden de Dios se mantienen en su puesto
y no se cansan de hacer guardia.
11 Mira el arco iris y bendice a su Creador;
¡qué maravillosa belleza!
12 Con su esplendor abarca el horizonte,
cuando Dios lo extiende con su mano.

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