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28 Así también el herrero sentado junto al yunque,
concentrado en trabajar el hierro.
El humo y el fuego le resecan la piel
mientras lucha con el calor de la fragua.
El ruido del martillo resuena siempre en sus oídos;
tiene los ojos fijos en el modelo que copia.
Se esfuerza por terminar su trabajo,
y se desvela por darle los toques finales.

29 Lo mismo es el que trabaja el barro,
que hace girar el torno con los pies,
siempre concentrado en su trabajo
y esforzándose por hacer la cantidad fijada.
30 Moldea el barro con las manos,
y con los pies lo ablanda.
Se esfuerza por terminar el barnizado,
y se desvela para dejar limpio el horno.

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