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21 No pienses más en el muerto,
pues no volverá a la vida.
Al muerto ya no puedes ayudarlo,
y estar triste te hará daño.
22 Piensa en estas palabras mías,
que espero que hagas tuyas:
«A todos nos llega la muerte».
23 El muerto ya descansa.
Déjalo que descanse en paz,
y tú, trata de consolarte.

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