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4-6 A la hora de brindar,
no te des aires de sabio
ni te pongas a echar discursos
mientras los demás escuchan.

A la hora del banquete
no hay nada mejor
que la música y el vino.
¡Eso vale más que las esmeraldas!

Si todavía eres joven,
no hables hasta que te lo pidan.
Pero no hables demasiado.
Lo que tengas que decir,
dilo en pocas palabras,
como lo hace la gente sabia.

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