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18-20 Poner comida sobre una tumba,
o llevar ofrendas a los ídolos,
es lo mismo que dar de comer
a quien tiene la boca cerrada:
¡jamás los ídolos ni los muertos
podrán saborear esa comida!
Lo mismo les pasa a aquellos
que son perseguidos por Dios;
son como el hombre impotente,
que quiere pero no puede:
cuando abraza a una mujer,
sólo lanza suspiros de tristeza.

La alegría del corazón

21 No dejes que te dominen
la tristeza y las preocupaciones.
22 Vive más y mejor
quien tiene un corazón alegre.

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