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24 Triste vida es andar de casa en casa;
donde eres forastero, no puedes chistar palabra.
25 Atiendes y das de beber a otros huéspedes, y no te lo agradecen,
y oyes que, encima, te dicen de mala manera:
26 «Ven, forastero, prepara la mesa,
dame de comer lo que tengas.»

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