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19 Ante la maldad de la mujer,
toda maldad resulta pequeña.
¡Quiera Dios darle el castigo
que merecen los pecadores!

20 No es fácil para un anciano
trepar por una duna de arena,
ni es fácil para un hombre tranquilo
vivir con una mujer charlatana.

21 No te enamores de una mujer bella,
ni te intereses por sus riquezas,

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