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con tus propios ojos viste aquellas duras pruebas, y aquellos admirables portentos y prodigios. Pero hasta el día de hoy el Señor no les había dado un entendimiento capaz de comprender, ni unos ojos capaces de ver, ni unos oídos capaces de oír. Durante cuarenta años los conduje a través del desierto y no se les desgastó la ropa que llevaban puesta ni el calzado de sus pies.

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