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La llevarán a un valle que nunca se haya sembrado, y tenga un arroyo que nunca se seque. Allí le romperán el pescuezo a la ternera.

»A este acto deberán presentarse los sacerdotes. Dios los eligió para que se hicieran cargo del culto y bendijeran al pueblo en su nombre, y también para que tomaran la decisión final en cualquier pleito o discusión. Entonces los líderes de la ciudad se lavarán las manos sobre la ternera muerta,

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