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»Éstas son las reglas para el homicida que huya a ellas: vivirá el que, sin proponérselo y sin antes haber tenido enemistad con su prójimo, lo hiera de muerte. Por ejemplo, si va al monte a cortar leña en compañía de su prójimo y, al soltar el golpe con el hacha para cortar algún árbol, ésta se suelta del mango y golpea a su prójimo y éste muere; entonces podrá huir a una de estas ciudades, y quedar con vida. De lo contrario, si el camino es largo, el que quiera vengar al muerto podría perseguir al homicida y alcanzarlo y, enfurecido, herirlo de muerte, cuando en realidad no merecía morir porque nunca antes medió enemistad con su prójimo.

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