Deuteronomio 4
Nueva Biblia Viva
Exhortación a la obediencia
4 Moisés continuó su discurso y dijo: «Escuchen ahora con atención, israelitas, las leyes que les doy y obedézcanlas, si quieren vivir y entrar a poseer la tierra que les da el Señor, Dios de sus padres. 2 No añadan otras leyes ni quiten ninguna de las que ahora les doy. Pónganlas en práctica, porque se las ha dado el Señor su Dios.
3 »Ustedes mismos han sido testigos de lo que el Señor hizo en Baal Peor, donde destruyó a los idólatras, 4 pero dejó con vida a los que de ustedes permanecieron fieles a él.
5 »Estas son las leyes que ustedes deberán obedecer cuando lleguen a la tierra donde vivirán. Han sido dadas por el Señor mi Dios. 6 Si las obedecen, obtendrán reputación de sabiduría e inteligencia. Cuando las naciones que los rodeen oigan estas leyes, exclamarán: “¿Qué otra nación es tan sabia y prudente como Israel?”. 7 Porque ¿qué otra nación, grande o pequeña, tiene a Dios entre ellos como el Señor nuestro Dios está entre nosotros siempre que lo invocamos? 8 ¿Qué nación, no importa cuán grande sea, tiene leyes tan justas como las que les estoy dando hoy? 9 Pero ¡cuidado! No olviden jamás lo que Dios hace por ustedes. Cuenten a sus hijos y a sus nietos los gloriosos milagros que él ha hecho. 10 Cuéntenles especialmente acerca del día en que estuvieron delante del Señor en el monte Horeb, y él me dijo: “Reúne al pueblo delante de mí, y yo les enseñaré, para que aprendan a obedecerme y también para que les enseñen estas leyes a sus hijos”. 11 Ustedes se reunieron al pie del monte y el monte ardía con fuego en medio de la oscuridad, 12 y el Señor les habló desde el fuego. Ustedes oyeron sus palabras y nada más, pero ¡nunca lo vieron! 13 Esa fue la manera con la que Dios proclamó sus leyes que ustedes deben obedecer. Son los Diez Mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. 14 En aquel tiempo el Señor me ordenó que les entregara las leyes que deben obedecer tan pronto entren en la Tierra prometida.
Prohibición de la idolatría
15 »Pero ¡cuidado! Ustedes no vieron la figura de Dios el día en que les habló desde el fuego en el monte Horeb, 16-17 de modo que no se corrompan tratando de hacer una imagen de Dios, sea en forma de hombre, de mujer, de animal, de ave, 18 de reptil que se arrastre sobre la tierra, o de pez. 19 No levanten la vista a los cielos para adorar al sol, la luna o las estrellas. El Señor le ha tolerado esto a otras naciones, pero no a ustedes. 20 El Señor los ha rescatado de Egipto (tan destructor como un horno) para que sean su pueblo escogido, su heredad. Esto es lo que ustedes son hoy. 21 El Señor se enojó conmigo a causa de ustedes. Juró que yo no cruzaría el río Jordán para entrar a la buena tierra que él les ha dado a ustedes como heredad. 22 Ustedes la poseerán, pero yo moriré aquí, a este lado del río. 23 Cuídense de no quebrantar el pacto del Señor su Dios. Si se fabrican ídolos, lo estarán quebrantando, porque el Señor, el Dios de ustedes, lo ha prohibido. 24 Él es fuego devorador, Dios celoso.
25 »En el futuro, cuando los hijos y nietos de ustedes hayan nacido y hayan vivido en la tierra largo tiempo, si se corrompen haciendo ídolos y el Señor su Dios se enoja con ustedes a causa de su pecado, 26 el cielo y la tierra son testigos de que pronto serán ustedes destruidos en la tierra. En poco tiempo cruzarán el río Jordán y conquistarán aquella tierra. Pero sus días en ella serán cortos; serán completamente destruidos. 27 El Señor los esparcirá entre las naciones y serán muy pocos en número. 28 Allí, lejos de su tierra, servirán ídolos de madera y de piedra, hechos por la gente, ídolos que no ven ni oyen, no comen ni huelen.
29 »Pero entonces comenzarán a buscar otra vez al Señor su Dios, y lo encontrarán si lo buscan con todo el corazón y toda el alma. 30 Cuando esos días amargos vengan sobre ustedes en los últimos tiempos, se volverán al Señor su Dios y oirán lo que les dice. 31 Porque el Señor su Dios es misericordioso; él no los abandonará ni los destruirá ni olvidará el pacto y las promesas hechas a sus antepasados.
El Señor es Dios
32 »Analicen la historia desde que Dios creó al ser humano sobre la tierra, y busquen desde un extremo del cielo al otro, para ver si pueden encontrar algo semejante a esto: 33 Que toda una nación oyó la voz de Dios hablándoles desde el fuego, como pasó con ustedes, y vivió. 34 ¿Dónde se informa de que algún dios hubiera sacado a una nación de la esclavitud por medio de plagas terribles, milagros poderosos, guerra y terror? Sin embargo, eso es exactamente lo que el Señor su Dios hizo por ustedes en Egipto ante sus mismos ojos. 35 Él hizo estas cosas para que ustedes comprendan que el Señor es Dios; y que no hay ninguno como él. 36 Dios les permitió oír su voz dando órdenes desde el cielo, y les dejó ver la gran columna de fuego sobre la tierra; y oyeron sus palabras desde el centro del fuego.
37 »El Señor los sacó a ustedes de Egipto con gran demostración de poder porque amó a sus antepasados y quiso bendecir a sus descendientes. 38 El Señor desechó a otras naciones más poderosas y numerosas que ustedes, y la tierra que era de ellos se la dio a ustedes como heredad. 39 Piensen en esto hoy y reflexionen: El Señor es Dios en el cielo y en la tierra, y no hay otro Dios sino solo el Señor. 40 Deben obedecer las leyes que les doy en este día para que ustedes y sus hijos tengan bienestar y puedan vivir para siempre en la tierra que el Señor su Dios les da».
Ciudades de refugio
41 Entonces Moisés instruyó al pueblo de Israel para que apartaran tres ciudades al oriente del río Jordán 42 donde pudiera refugiarse cualquier persona que diera muerte a otra por accidente. 43 Estas ciudades eran Béser en la llanura del desierto para la tribu de Rubén; Ramot de Galaad para la tribu de Gad; y Golán de Basán para la de Manasés.
Introducción de la ley
44-46 Estas son las leyes que Moisés entregó al pueblo de Israel cuando salieron de Egipto y estuvieron acampados al oriente del río Jordán cerca de la ciudad de Bet Peor. (Este había sido parte del territorio de Sijón, rey de los amorreos. Su capital era Hesbón; él y su pueblo fueron destruidos por Moisés y los israelitas. 47 Israel conquistó su tierra y la del rey Og de Basán. Ellos eran los dos reyes amorreos que estaban al oriente del Jordán. 48 Israel también conquistó el territorio que se extiende desde Aroer a orillas del río Arnón hasta el monte Sirión o monte Hermón, como se le llama a veces, 49 y todo el Arabá al oriente del Jordán hasta el Mar Salado, al pie de las laderas del Pisgá).
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