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19 A causa de aquel poder que el Dios Altísimo le había concedido, la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban de miedo ante él. Ejecutaba o dejaba con vida a quien quería; a unos engrandecía y a otros humillaba. 20 Pero, al volverse soberbio, orgulloso y arrogante, fue desposeído del trono y despojado de su gloria. 21 Dejó de vivir entre personas, su entendimiento quedó reducido al de las bestias, vivía entre los asnos salvajes, comía hierba como los toros y el rocío empapaba su cuerpo; hasta que reconoció que el Dios Altísimo controla los reinos humanos y se los da a quien quiere.

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