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Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.

10 Tú, oh rey, pusiste ley que todo hombre en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, se postrase y adorase la estatua de oro:

11 Y el que no se postrase y adorase, fuese echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

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