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Unos caldeos aprovecharon esta oportunidad para acusar a los judíos ante el rey Nabucodonosor, diciendo:

—¡Viva Su Majestad para siempre, y sea su nombre siempre recordado! 10 Su Majestad ha ordenado que todo el mundo se arrodille y adore a la estatua de oro tan pronto como se oiga el sonido de los instrumentos musicales,

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