Daniel 2-3
Nueva Versión Internacional
El sueño del rey Nabucodonosor
2 En el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños que lo perturbaban y no lo dejaban dormir. 2 Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos[a] de su reino para que le dijeran lo que había soñado. Una vez reunidos, y ya en presencia del rey, 3 este les dijo:
—Tuve un sueño que me perturba y quiero saber lo que significa.
4 Los astrólogos respondieron en arameo:[b]
—¡Que viva el rey por siempre! Cuente el sueño a sus siervos y nosotros daremos su interpretación.
5 Pero el rey respondió a los astrólogos:
—Mi decisión ya está tomada: Si no me dicen lo que soñé ni me dan su interpretación, ordenaré que los corten en pedazos y que sus casas sean reducidas a cenizas. 6 Pero si me dicen lo que soñé y me explican su significado, yo les daré regalos, recompensas y grandes honores. Por tanto, díganme el sueño y su interpretación.
7 Una vez más ellos contestaron:
—Cuente, oh rey, su sueño a sus siervos y nosotros lo interpretaremos.
8 Pero el rey contestó:
—Estoy seguro de que ustedes están tratando de ganar tiempo, porque se dan cuenta de que estoy firmemente decidido. 9 Si no me dicen lo que soñé, ya saben lo que les espera. Ustedes se han puesto de acuerdo para salirme con cuestiones engañosas y malintencionadas, esperando que la situación cambie. Díganme lo que soñé y así sabré que son capaces de darme su interpretación.
10 Entonces los astrólogos respondieron:
—¡No hay nadie en la tierra capaz de hacer lo que el rey pide! ¡Jamás a ningún rey se le ha ocurrido pedirle tal cosa a ningún mago, hechicero o astrólogo! 11 Lo que el rey pregunta es muy difícil. Nadie puede revelarlo a no ser los dioses, pero ellos no viven entre nosotros.
12 Tanto enfureció al rey la respuesta de los astrólogos que mandó ejecutar a todos los sabios de Babilonia. 13 Se publicó entonces un edicto que decretaba la muerte de todos los sabios, de modo que se ordenó la búsqueda de Daniel y de sus compañeros para que fueran ejecutados.
14 Cuando el comandante de la guardia real, que se llamaba Arioc, salió para ejecutar a los sabios babilonios, Daniel le habló con mucho tacto y sensatez. 15 Le dijo: «¿Por qué ha emitido el rey un edicto tan violento?». Y una vez que Arioc explicó cuál era el problema, 16 Daniel fue a ver al rey y pidió tiempo para poder interpretarle su sueño.
17 Después volvió a su casa y contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías lo que sucedía. 18 Y les pidió que imploraran misericordia al Dios del cielo sobre este misterio, para que él y sus amigos no fueran ejecutados con el resto de los sabios de Babilonia. 19 Durante la noche, el misterio fue revelado a Daniel en visión. Entonces alabó al Dios del cielo 20 y dijo:
«¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios!
Suyos son la sabiduría y el poder.
21 Él cambia los tiempos y las épocas,
pone y depone reyes.
A los sabios da sabiduría
y a los inteligentes, discernimiento.
22 Él revela lo profundo y lo escondido,
y sabe lo que se oculta en las sombras.
¡En él habita la luz!
23 A ti, Dios de mis antepasados,
te alabo y te doy gracias.
Me has dado sabiduría y poder;
me has dado a conocer lo que te pedimos.
¡Nos has dado a conocer el sueño del rey!».
Daniel interpreta el sueño del rey
24 Entonces Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había dado la orden de ejecutar a los sabios de Babilonia y dijo:
—No mates a los sabios babilonios. Llévame ante el rey y le interpretaré el sueño que tuvo.
25 Inmediatamente Arioc condujo a Daniel a la presencia del rey y dijo:
—He hallado un hombre, entre los exiliados de Judá, que puede decir al rey lo que significa su sueño.
26 El rey preguntó a Daniel, a quien los babilonios habían puesto por nombre Beltsasar:
—¿Puedes decirme lo que vi en mi sueño y darme su interpretación?
27 A esto Daniel respondió:
—No hay ningún sabio ni hechicero, ni mago o adivino, que pueda explicar al rey el misterio sobre el cual preguntó. 28 Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios. Él mostró al rey Nabucodonosor lo que sucederá en los días venideros. Estos son el sueño y las visiones que pasaron por su mente mientras dormía en su cama:
29 »Cuando estaba en su cama, los pensamientos de Su Majestad se dirigieron a las cosas por venir y el que revela los misterios le mostró lo que está por suceder. 30 Por lo que a mí toca, este misterio me ha sido revelado, no porque yo sea más sabio que el resto de la humanidad, sino para que Su Majestad llegue a conocer su interpretación y entienda lo que pasaba por su mente.
31 »En su sueño, Su Majestad veía una estatua enorme, de tamaño impresionante y de aspecto asombroso. 32 La cabeza de la estatua era de oro puro, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos eran de bronce, 33 y las piernas eran de hierro, lo mismo que la mitad de los pies, en tanto que la otra mitad era de barro cocido. 34 De pronto, mientras usted contemplaba la estatua, una roca fue cortada, pero no por manos humanas. Esta golpeó e hizo pedazos los pies de hierro y barro de la estatua. 35 Con ellos se hicieron añicos el hierro y el barro, junto con el bronce, la plata y el oro, que se volvieron como paja en la era del verano. El viento los barrió sin dejar rastro. Pero la roca que golpeó la estatua se convirtió en una montaña enorme que llenó toda la tierra.
36 »Este fue el sueño y ahora lo interpretaremos al rey. 37 Su Majestad es rey entre los reyes; el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la majestad y la gloria. 38 Además, ha puesto en sus manos a la humanidad entera, a las bestias del campo y a las aves del cielo. No importa dónde vivan, Dios lo hizo el gobernante de todos ellos. Usted es la cabeza de oro.
39 »Después surgirá otro reino inferior al suyo. Luego vendrá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra. 40 Finalmente, vendrá un cuarto reino, sólido como el hierro. Y así como el hierro todo lo rompe, destroza y pulveriza, este cuarto reino hará polvo a los otros reinos. 41 Usted veía que los pies y los dedos de la estatua eran mitad hierro y mitad barro cocido, pues será un reino dividido. Sin embargo, tendrá aún la fuerza del hierro, aunque haya visto hierro mezclado con barro. 42 Y como los dedos de los pies eran mitad hierro y mitad barro, este reino será parcialmente fuerte y parcialmente débil. 43 Y como el hierro mezclado con barro, así el pueblo será una mezcla y no permanecerá unido, como tampoco se unen el hierro y el barro.
44 »En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos. 45 Este es el significado de la roca que fue cortada de la montaña no por manos humanas, que hizo añicos al hierro, al bronce, al barro, a la plata y al oro.
»El gran Dios ha mostrado a Su Majestad lo que tendrá lugar en el futuro. El sueño es verdadero y esta interpretación, digna de confianza».
46 Al oír esto, el rey Nabucodonosor se postró ante Daniel y lo honró; ordenó que se le presentara una ofrenda e incienso 47 y dijo:
—¡Tu Dios es el Dios de dioses y el Soberano de los reyes! ¡Tu Dios revela todos los misterios, pues fuiste capaz de revelarme este sueño misterioso!
48 Luego el rey puso a Daniel en un puesto prominente y lo colmó de regalos; lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe de todos sus sabios. 49 Además, a solicitud de Daniel, el rey nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su parte, permaneció en la corte real.
El horno en llamas
3 El rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro, de sesenta codos de alto por seis codos de ancho,[c] y mandó que la colocaran en los llanos de Dura, en la provincia de Babilonia. 2 Luego, ordenó a los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y demás oficiales de las provincias que asistieran a la dedicación de la estatua que había mandado erigir. 3 Para celebrar tal dedicación, los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y demás oficiales de las provincias se reunieron ante la estatua que el rey Nabucodonosor había ordenado erigir.
4 Entonces el heraldo proclamó a voz en cuello: «A ustedes, pueblos, naciones y gente de toda lengua, se les ordena lo siguiente: 5 Tan pronto como escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, deberán inclinarse y adorar la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha mandado erigir. 6 Todo el que no se incline ante ella ni la adore será arrojado de inmediato a un horno en llamas».
7 Ante tal amenaza, tan pronto como se escuchó la música de todos esos instrumentos musicales, todos los pueblos y naciones, y gente de toda lengua, se inclinaron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había mandado erigir. 8 Pero algunos astrólogos se presentaron ante el rey y acusaron a los judíos:
9 —¡Que viva el rey por siempre! —dijeron al rey Nabucodonosor—. 10 Su Majestad ha emitido un decreto ordenando que todo el que oiga el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música se incline ante la estatua de oro y la adore. 11 También ha ordenado que todo el que no se incline ante la estatua ni la adore sea arrojado a un horno en llamas. 12 Pero hay algunos judíos, a quienes ha puesto al frente de la provincia de Babilonia, que no acatan sus órdenes, Su Majestad. No adoran a los dioses de Su Majestad ni a la estatua de oro que mandó erigir. Se trata de Sadrac, Mesac y Abednego.
13 Lleno de ira, Nabucodonosor los mandó llamar. Cuando los jóvenes se presentaron ante el rey, 14 Nabucodonosor dijo:
—Ustedes tres, ¿es verdad que no honran a mis dioses ni adoran la estatua de oro que he mandado erigir? 15 En cuanto escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, más les vale que se inclinen ante la estatua que he mandado hacer y la adoren. De lo contrario, serán lanzados de inmediato a un horno en llamas. ¿Y qué dios podrá librarlos de mis manos?
16 Sadrac, Mesac y Abednego respondieron:
—Rey Nabucodonosor, no hace falta que nos defendamos ante usted. 17 Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. 18 Pero incluso si no lo hace, queremos que sepa, Su Majestad, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua que usted ha erigido.
19 Ante la respuesta de Sadrac, Mesac y Abednego, Nabucodonosor se puso muy furioso y cambió su actitud hacia ellos. Mandó entonces que se calentara el horno siete veces más de lo normal, 20 y que algunos de los soldados más fuertes de su ejército ataran a los tres jóvenes y los arrojaran al horno en llamas. 21 Fue así como los arrojaron al horno con sus mantos, sandalias, turbantes y todo, es decir, tal y como estaban vestidos. 22 Tan apremiante fue la orden del rey, y tan caliente estaba el horno, que las llamas alcanzaron y mataron a los soldados que arrojaron a Sadrac, Mesac y Abednego, 23 los cuales, atados de pies y manos, cayeron dentro del horno en llamas.
24 En ese momento, Nabucodonosor se puso de pie y preguntó sorprendido a sus consejeros:
—¿Acaso no eran tres los hombres que atamos y arrojamos al fuego?
—Así es, Su Majestad —respondieron.
25 —¡Pues miren! —exclamó—. Allí en el fuego veo a cuatro hombres, sin ataduras y sin daño alguno, ¡y el cuarto tiene la apariencia de un hijo de los dioses!
26 Dicho esto, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno en llamas y gritó:
—Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, ¡salgan de allí y vengan acá!
Cuando los tres jóvenes salieron del horno, 27 los sátrapas, prefectos, gobernadores y consejeros reales se arremolinaron en torno a ellos y vieron que el fuego no les había causado ningún daño, y que ni uno solo de sus cabellos se había chamuscado; es más, su ropa no estaba quemada ¡y ni siquiera olía a humo!
28 Entonces exclamó Nabucodonosor: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo. 29 Por tanto, yo decreto que se descuartice a cualquiera que hable en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, y que su casa sea reducida a cenizas, sin importar la nación a que pertenezca o la lengua que hable. ¡No hay otro dios que pueda salvar de esta manera!».
30 Después de eso el rey promovió a Sadrac, Mesac y Abednego a un alto puesto en la provincia de Babilonia.
Apocalipsis 7
Nueva Versión Internacional
Los 144 000 sellados
7 Después de esto vi a cuatro ángeles en los cuatro ángulos de la tierra. Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que estos no soplaran sobre la tierra, el mar y los árboles. 2 Vi también a otro ángel que venía del oriente con el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles a quienes se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar: 3 «¡No hagan daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!». 4 Y oí el número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil de todas las tribus de Israel.
5 De la tribu de Judá fueron sellados doce mil;
de la tribu de Rubén, doce mil;
de la tribu de Gad, doce mil;
6 de la tribu de Aser, doce mil;
de la tribu de Neftalí, doce mil;
de la tribu de Manasés, doce mil;
7 de la tribu de Simeón, doce mil;
de la tribu de Leví, doce mil;
de la tribu de Isacar, doce mil;
8 de la tribu de Zabulón, doce mil;
de la tribu de José, doce mil;
de la tribu de Benjamín, doce mil.
La gran multitud con túnicas blancas
9 Después de esto miré y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de ropas blancas y con ramas de palma en la mano. 10 Proclamaban a gran voz:
«¡La salvación viene de nuestro Dios
que está sentado en el trono
y del Cordero!».
11 Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Se postraron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios 12 diciendo:
«¡Amén!
La alabanza, la gloria,
la sabiduría, la acción de gracias,
la honra, el poder y la fortaleza
son de nuestro Dios por los siglos de los siglos.
¡Amén!».
13 Entonces uno de los ancianos me preguntó:
—Esos que están vestidos de blanco, ¿quiénes son y de dónde vienen?
14 —Eso tú lo sabes, mi señor —respondí.
Él me dijo:
—Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación;
han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.
15 Por eso están delante del trono de Dios,
y día y noche le sirven en su templo;
el que está sentado en el trono
les dará refugio con su presencia.[a]
16 Ya no sufrirán hambre ni sed.
No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador.
17 Porque el Cordero que está en el trono los gobernará
y los guiará a fuentes de agua viva,
y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Footnotes
- 7:15 les dará … presencia. Lit. extenderá su tienda sobre ellos.
Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015, 2022 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. Used by permission. All rights reserved worldwide.
Bible Gateway Recommends




