Daniel 2:4-7:28
La Biblia de las Américas
4 Y hablaron los caldeos al rey en arameo[a](A): ¡Oh rey, vive para siempre(B)! Cuenta el sueño a tus siervos, y nosotros te declararemos la interpretación(C). 5 El rey respondió y dijo a los caldeos: Mis órdenes son firmes[b]: si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis descuartizados y vuestras casas serán reducidas a escombros[c](D). 6 Pero si me declaráis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí regalos, recompensas y grandes honores; por tanto, declaradme el sueño y su interpretación(E). 7 Respondieron ellos por segunda vez, y dijeron: Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación(F). 8 Respondió el rey, y dijo: Ciertamente sé que queréis ganar[d] tiempo, porque veis que mis órdenes son firmes, 9 que si no me declaráis el sueño, hay una sola sentencia[e](G) para vosotros. Porque os habéis concertado para hablar delante de mí palabras falsas y perversas[f](H) hasta que cambie la situación[g]. Por tanto, decidme el sueño para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. 10 Los caldeos respondieron al[h] rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al[i] rey, puesto que ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago[j], encantador o caldeo(I). 11 Lo que el rey demanda es difícil y no hay nadie que lo pueda declarar(J) al[k] rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres[l](K). 12 A causa de esto el rey se indignó y se enfureció(L) en gran manera y mandó matar a todos los sabios de Babilonia. 13 Y se publicó el decreto[m] de que mataran a todos los sabios; buscaron también a Daniel y a sus amigos(M) para matarlos.
14 Entonces Daniel habló con discreción y sensatez a Arioc, capitán de la guardia[n] del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia(N); 15 habló y dijo a Arioc, capitán del rey: ¿Por qué es tan riguroso[o] el decreto[p] del rey? Entonces Arioc informó a Daniel sobre el asunto. 16 Y Daniel fue a pedirle al rey que le diera tiempo[q] para declarar la interpretación al rey.
17 Entonces Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos Ananías, Misael y Azarías(O), 18 para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio(P), a fin de que no perecieran Daniel y sus amigos con el resto(Q) de los sabios de Babilonia. 19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche(R). Daniel entonces bendijo al Dios del cielo. 20 Daniel habló, y dijo:
Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos(S),
porque la sabiduría y el poder son de Él(T).
21 Él es quien cambia los tiempos y las edades(U);
quita reyes y pone reyes(V);
da sabiduría a los sabios,
y conocimiento a los entendidos[r](W).
22 Él es quien revela lo profundo y lo escondido(X);
conoce lo que está en tinieblas(Y),
y la luz mora con Él(Z).
23 A ti, Dios de mis padres(AA), doy yo gracias y alabo,
porque me has dado sabiduría y poder(AB),
y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido,
pues el asunto del rey nos has dado a conocer(AC).
24 Después fue Daniel adonde estaba Arioc, a quien el rey había designado para dar muerte a los sabios de Babilonia(AD). Fue y le habló así: No des muerte a los sabios de Babilonia; llévame ante el rey, y declararé al rey la interpretación.
25 Entonces Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante el rey(AE), y le dijo así: He hallado a un hombre entre los deportados[s] de Judá(AF) que dará a conocer al rey la interpretación. 26 El rey respondió, y dijo a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: ¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación(AG)? 27 Respondió Daniel ante el rey, y dijo: En cuanto al misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, encantadores, magos[t] ni adivinos que puedan declararlo al rey(AH). 28 Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios(AI), y Él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días(AJ). Tu sueño y las visiones que has tenido[u] en tu cama(AK) eran estos: 29 A ti, oh rey, en tu cama te surgieron pensamientos sobre lo que habrá de suceder en el futuro[v], y el que revela los misterios te ha dado a conocer lo que sucederá(AL). 30 En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque yo tenga[w] más sabiduría que cualquier otro viviente, sino con el fin de dar a conocer al rey la interpretación(AM), y para que tú entiendas los pensamientos(AN) de tu corazón.
31 Tú, oh rey, tuviste una visión, y he aquí, había una gran estatua; esa estatua era enorme y su brillo extraordinario; estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible(AO). 32 La cabeza de esta estatua era de oro(AP) puro, su pecho y sus brazos de plata, y su vientre y sus muslos de bronce, 33 sus piernas de hierro, sus pies en parte de hierro y en parte de barro. 34 Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos(AQ), y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó(AR). 35 Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez[x], el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo(AS) de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos(AT). Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte(AU) que llenó toda la tierra.
36 Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación(AV). 37 Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino[y](AW), el poder(AX), la fuerza y la gloria; 38 y dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo o las aves del cielo(AY), Él los ha entregado en tu mano y te ha hecho soberano de todos ellos; tú eres la cabeza de oro. 39 Después de ti se levantará otro reino, inferior a ti, y luego un tercer reino, de bronce, que gobernará sobre toda la tierra. 40 Y habrá un cuarto reino, tan fuerte como el hierro; y así como el hierro desmenuza y destroza todas las cosas, como el hierro que tritura, así él desmenuzará y triturará a todos estos(AZ). 41 Y lo que viste, los pies y los dedos, parte de barro de alfarero y parte de hierro, será un reino dividido; pero tendrá la solidez del hierro, ya que viste el hierro mezclado con barro corriente[z]. 42 Y así como los dedos de los pies eran parte de hierro y parte de barro cocido, así parte del reino será fuerte y parte será frágil. 43 En cuanto al hierro mezclado con barro corriente[aa] que has visto, se mezclarán mediante[ab] simiente humana; pero no se unirán el uno con el otro, como no se mezcla el hierro con el barro. 44 En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino(BA) que jamás será destruido, y este reino no será entregado[ac](BB) a otro pueblo(BC); desmenuzará(BD) y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, 45 tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro(BE), la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro[ad](BF). Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel(BG).
46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, se postró(BH) ante Daniel, y ordenó que le ofrecieran presentes[ae] e incienso[af](BI). 47 El rey habló a Daniel, y dijo: En verdad que vuestro Dios es Dios(BJ) de dioses, Señor de reyes(BK) y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio(BL). 48 Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos y espléndidos regalos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo[ag](BM) sobre todos los sabios de Babilonia(BN). 49 Por solicitud de Daniel, el rey puso sobre la administración de la provincia de Babilonia(BO) a Sadrac, Mesac y a Abed-nego, mientras que Daniel quedó en la corte[ah] del rey(BP).
La imagen de oro
3 El rey Nabucodonosor hizo una estatua[ai] de oro(BQ) cuya altura era de sesenta codos[aj] y su anchura de seis codos; la levantó en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia(BR). 2 Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado(BS). 3 Entonces se reunieron los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y todos estaban de pie delante de la estatua que Nabucodonosor había levantado. 4 Y el heraldo proclamó con fuerza: Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas(BT), 5 que en el momento en que oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira[ak], el arpa[al], el salterio[am], la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado(BU); 6 pero el que no se postre y adore, será echado inmediatamente[an] en un horno de fuego ardiente(BV). 7 Por tanto, en el momento en que todos los pueblos oyeron el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita[ao] y toda clase de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.
8 Sin embargo[ap] en aquel tiempo algunos caldeos se presentaron(BW) y acusaron a[aq] los judíos(BX). 9 Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive para siempre(BY)! 10 Tú, oh rey, has proclamado un decreto de que todo hombre que oiga el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro(BZ), 11 y el que no se postre y adore, será echado en un horno de fuego ardiente. 12 Pero hay algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, es decir, Sadrac, Mesac y Abed-nego(CA), y estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado.
13 Entonces Nabucodonosor, enojado y furioso, dio orden de traer a Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, pues, fueron conducidos ante el rey(CB). 14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed-nego que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he levantado(CC)? 15 ¿Estáis dispuestos ahora, para que cuando oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho(CD)? Porque si no la adoráis, inmediatamente[ar] seréis echados en un horno de fuego ardiente(CE); ¿y qué dios será el que os libre de mis manos(CF)? 16 Sadrac, Mesac y Abed-nego(CG) respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. 17 Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey(CH), nos librará(CI). 18 Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses(CJ) ni adoraremos la estatua de oro que has levantado(CK).
Librados del horno de fuego
19 Entonces Nabucodonosor se llenó de furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed-nego(CL). Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que se acostumbraba calentar. 20 Y mandó que algunos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y los echaran en el horno de fuego ardiente. 21 Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos[as], sus túnicas[at], sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente(CM). 22 Como la orden[au] del rey era apremiante[av](CN) y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente(CO).
24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó[aw] a sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey. 25 El rey respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno[ax](CP), y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y[ay] dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo(CQ), salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego(CR). 27 Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron(CS) para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto[az] alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos[ba](CT) habían sufrido daño alguno[bb], ni aun olor del fuego había quedado en ellos(CU).
28 Habló Nabucodonosor y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego(CV) que ha enviado a su ángel(CW) y ha librado a sus siervos que, confiando en Él(CX), desobedecieron la orden[bc] del rey y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún otro dios excepto a su Dios(CY). 29 Por tanto, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios(CZ) de Sadrac, Mesac y Abed-nego(DA) sea descuartizado y sus casas reducidas a escombros[bd](DB), ya que no hay otro dios que pueda librar de esta manera(DC). 30 Entonces el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia(DD).
Sueño y locura de Nabucodonosor
4 [be]Nabucodonosor, rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Que abunde vuestra paz[bf](DE). 2 Me ha parecido bien declarar las señales y maravillas que ha hecho conmigo el Dios Altísimo(DF).
3 ¡Cuán grandes son sus señales,
y cuán poderosas sus maravillas(DG)!
Su reino es un reino eterno,
y su dominio de generación en generación(DH).
4 [bg]Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa y próspero(DI) en mi palacio. 5 Tuve[bh] un sueño que me hizo temblar(DJ); y estas fantasías, estando en mi cama, y las visiones de mi mente[bi] me aterraron(DK). 6 Por lo cual di órdenes que trajeran ante mí a todos los sabios de Babilonia para que me dieran a conocer la interpretación del sueño(DL). 7 Entonces vinieron los magos[bj], los encantadores, los caldeos[bk] y los adivinos y les[bl] conté el sueño; pero no pudieron darme su interpretación(DM). 8 Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar(DN), como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos[bm](DO), y yo le[bn] conté el sueño, diciendo: 9 «Oh Beltsasar, jefe de los magos, ya que sé que en ti está el espíritu de los dioses santos(DP) y que ningún misterio(DQ) te confunde, declárame las visiones del sueño que he visto, y su interpretación(DR). 10 Y las visiones de mi mente[bo], que vi estando en mi cama(DS), fueron así:
Vi un árbol en medio de la tierra,
cuya altura era muy grande(DT).
11 El árbol creció y se hizo fuerte,
su copa[bp] llegaba hasta el cielo(DU),
y era visible desde los confines de la tierra.
12 Su follaje era hermoso(DV) y su fruto abundante,
y en él había alimento para todos.
Debajo de él hallaban sombra(DW) las bestias del campo,
las aves del cielo hacían morada en sus ramas(DX),
y de él se alimentaban todos los seres vivientes[bq].
13 »En las visiones de mi mente[br] que vi estando en mi cama(DY), he aquí, un vigilante, un santo(DZ), descendió del cielo(EA). 14 Clamando fuertemente, dijo así:
“Derribad el árbol, cortad sus ramas(EB),
arrancad su follaje, desparramad su fruto;
huyan las bestias que están debajo de él(EC),
y las aves de sus ramas.
15 Pero dejad en tierra el tocón[bs] con[bt] sus raíces(ED),
con ataduras de hierro y bronce
entre la hierba del campo;
que se empape con el rocío del cielo,
y comparta[bu] con las bestias la[bv] hierba de la tierra.
16 Sea cambiado su corazón de hombre,
y séale dado corazón de bestia,
y pasen sobre él siete tiempos[bw](EE).
17 Esta sentencia es por decreto de los vigilantes,
y la orden es por decisión de los santos,
con el fin de que sepan los vivientes
que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres,
y se lo da a quien le place(EF),
y pone sobre él al más humilde de los hombres(EG)”.
18 Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido[bx]. Y tú, Beltsasar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación(EH); pero tú puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en ti(EI)».
19 Entonces Daniel, a quien llamaban Beltsasar, se quedó atónito por un momento, y le turbaron sus pensamientos(EJ). El rey habló, y dijo: «Beltsasar, no dejes que el sueño ni su interpretación te turben(EK)». Beltsasar respondió, y dijo: «Señor mío(EL); sea el sueño para los que te odian, y su interpretación para tus adversarios(EM). 20 El árbol que viste, que se hizo fuerte y corpulento, cuya copa[by] llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra(EN), 21 y cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, y en el que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22 eres tú, oh rey, que te has hecho grande y fuerte, y tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio(EO) hasta los confines de la tierra(EP). 23 Y en cuanto al vigilante, al santo que el rey vio, que descendía del cielo y decía: “Derribad el árbol y destruidlo, pero dejad el tocón con[bz] sus raíces en la tierra, con ataduras de hierro y bronce en la hierba del campo, y que se empape con el rocío del cielo, y que comparta[ca] con las bestias del campo(EQ), hasta que pasen sobre él siete tiempos[cb](ER)”, 24 esta es la interpretación, oh rey, y este es el decreto del Altísimo que ha venido sobre mi señor el rey(ES): 25 Serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo, y te darán hierba para comer como al ganado, y serás empapado con el rocío del cielo; y siete tiempos[cc] pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que lo da a quien le place(ET). 26 Y en cuanto a la orden de dejar el tocón con[cd] las raíces del árbol(EU), tu reino te será afirmado[ce] después que reconozcas que es el Cielo el que gobierna(EV). 27 Por tanto, oh rey, que mi consejo te sea grato(EW): pon fin a[cf] tus pecados haciendo justicia, y a tus iniquidades(EX) mostrando misericordia a los pobres(EY); quizás sea prolongada tu prosperidad(EZ)».
28 Todo esto le sucedió(FA) al rey Nabucodonosor. 29 Doce meses después(FB), paseándose por la azotea del palacio real de Babilonia, 30 el rey reflexionó[cg], y dijo: «¿No es esta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia[ch] real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad(FC)?». 31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando una voz vino[ci] del cielo: «Rey Nabucodonosor, a ti se te declara: El reino te ha sido quitado, 32 y serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo; te darán hierba para comer como al ganado, y siete tiempos[cj] pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y que lo da a quien le place(FD)». 33 En aquel mismo instante se cumplió la palabra acerca de Nabucodonosor: fue echado de entre los hombres, comía hierba como el ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo(FE) hasta que sus cabellos crecieron como las plumas de las águilas y sus uñas como las de las aves.
34 Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón[ck], y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre;
porque su dominio es un dominio eterno(FF),
y su reino permanece de generación en generación(FG).
35 Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada(FH),
mas Él actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo
y entre los habitantes de la tierra(FI);
nadie puede detener[cl] su mano(FJ),
ni decirle: «¿Qué has hecho(FK)?».
36 En ese momento recobré mi razón[cm]. Y mi majestad y mi esplendor me fueron devueltos(FL) para gloria(FM) de mi reino, y mis consejeros[cn] y mis nobles vinieron a buscarme; y fui restablecido en mi reino[co], y mayor grandeza me fue añadida(FN). 37 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo(FO), porque sus obras son todas verdaderas[cp] y justos[cq] sus caminos(FP); Él puede humillar(FQ) a los que caminan con soberbia.
El festín y la escritura en la pared
5 El rey Belsasar dio un gran banquete a mil de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino(FR). 2 Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre[cr] había sacado del templo que estaba en Jerusalén(FS), para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. 3 Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos. 4 Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra(FT).
5 De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso[cs] de la mano que escribía. 6 Entonces el rostro del rey palideció[ct], y sus pensamientos lo turbaron(FU), las coyunturas de sus caderas se le relajaron(FV) y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra(FW). 7 El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los caldeos[cu] y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación(FX), será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y tendrá autoridad como tercero[cv] en el reino(FY). 8 Entonces entraron todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la inscripción ni dar a conocer al rey su interpretación(FZ). 9 Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció(GA) aún más[cw]; también sus nobles quedaron perplejos(GB).
10 La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala[cx] del banquete y[cy] tomando la palabra, dijo: ¡Oh rey, vive para siempre(GC)! No te turben tus pensamientos ni se mude tu semblante[cz]. 11 Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos[da]; y en los días de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses(GD). Y tu padre, el rey Nabucodonosor, tu padre el rey[db], lo nombró jefe de los magos[dc](GE), encantadores, caldeos[dd] y adivinos(GF), 12 debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e inteligencia(GG), interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar. Llámese, pues ahora, a Daniel(GH), y él declarará la interpretación.
13 Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey habló y dijo a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los deportados[de] de Judá(GI), que el rey mi padre trajo de Judá(GJ)? 14 He oído de ti que el espíritu de los dioses[df] está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti. 15 Ahora mismo los sabios y encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y me dieran a conocer su interpretación(GK), pero no pudieron declarar la interpretación del escrito[dg](GL). 16 Mas yo he oído decir de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes leer la inscripción y darme a conocer su interpretación(GM), serás vestido de púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como tercero[dh] en el reino(GN).
17 Entonces Daniel respondió, y dijo(GO) delante del rey: Sean para ti tus regalos y da tus recompensas a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su interpretación. 18 Oh rey[di], el Dios Altísimo(GP) concedió(GQ) a tu padre Nabucodonosor(GR) soberanía[dj], grandeza, gloria y majestad. 19 Y a causa de la grandeza que Él le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de él; a quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien quería, y a quien quería humillaba(GS). 20 Pero cuando su corazón se enalteció(GT) y su espíritu se endureció en su arrogancia(GU), fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada(GV). 21 Y fue echado de entre los hombres[dk], su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses(GW) tuvo su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que pone sobre él a quien le place(GX). 22 Mas tú, su hijo[dl] Belsasar, no has humillado(GY) tu corazón aunque[dm] sabías todo esto, 23 sino que te has ensalzado contra el Señor del cielo(GZ); y han traído delante de ti los vasos de su templo[dn], y tú y tus nobles, tus mujeres y tus concubinas, habéis estado bebiendo vino en ellos y habéis alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra(HA), que ni ven, ni oyen, ni entienden(HB); pero al Dios que tiene en su mano tu propio aliento(HC) y es dueño de todos tus caminos(HD), no has glorificado; 24 por lo cual Él envió de su presencia la mano[do](HE) que trazó esta inscripción.
25 Y esta es la inscripción que fue trazada: Mene[dp], Mene[dq], Tekel[dr], Ufarsin[ds]. 26 Esta es la interpretación del escrito[dt]: Mene: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin(HF). 27 Tekel: has sido pesado en la balanza(HG) y hallado falto de peso. 28 Peres: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas[du](HH).
29 Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahora autoridad como tercero[dv] en el reino(HI).
30 Aquella misma noche fue asesinado Belsasar(HJ), rey de los caldeos(HK). 31 [dw]Y Darío el medo recibió el reino(HL) cuando tenía sesenta y dos años.
Daniel en el foso de los leones
6 [dx]Le pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas que gobernaran en todo el reino, 2 y sobre ellos, tres funcionarios (uno de los cuales era Daniel(HM)) a quienes estos sátrapas rindieran cuenta, para que el rey no fuera perjudicado(HN). 3 Pero[dy] este mismo Daniel sobresalía entre[dz] los funcionarios y sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario(HO), de modo que el rey pensó ponerlo sobre todo el reino(HP). 4 Entonces los funcionarios y sátrapas buscaron un motivo para acusar(HQ) a Daniel con respecto a los asuntos del reino; pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni evidencia alguna de corrupción, por cuanto él era fiel, y ninguna negligencia ni corrupción podía hallarse en él(HR). 5 Entonces estos hombres dijeron: No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel a menos que encontremos algo contra él en relación con la ley de su Dios(HS). 6 Estos funcionarios y sátrapas, de común acuerdo[ea], fueron entonces al rey y le dijeron así: ¡Rey Darío, vive para siempre(HT)! 7 Todos los funcionarios del reino, prefectos, sátrapas, altos oficiales y gobernadores(HU), han acordado que el rey promulgue un edicto y ponga en vigor el mandato de que cualquiera que en el término de treinta días haga petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones(HV). 8 Ahora pues, oh rey, promulga el mandato y firma el documento para que no sea modificado, conforme a la ley(HW) de los medos y persas, que no puede ser revocada[eb](HX). 9 Por tanto, el rey Darío firmó el documento, esto es, el mandato(HY).
10 Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén(HZ)), y como[ec] lo solía hacer antes, continuó arrodillándose tres veces al día(IA), orando(IB) y dando gracias(IC) delante de su Dios. 11 Entonces estos hombres, de común acuerdo[ed], fueron y encontraron a Daniel orando y suplicando delante de su Dios(ID); 12 por lo cual se presentaron ante el rey y le hablaron tocante al mandato real: ¿No firmaste un mandato que cualquier hombre que en el término de treinta días hiciera petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, fuera echado(IE) en el foso de los leones? El rey respondió, y dijo: La orden[ee] es cierta, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada[ef](IF). 13 Entonces ellos respondieron y dijeron al rey: Daniel, que es uno de los deportados[eg] de Judá(IG), no te hace caso, oh rey(IH), ni del mandato que firmaste, sino que tres veces al día hace su oración. 14 Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho(II) y se propuso librar a Daniel; y hasta la puesta del sol estuvo buscando la manera de librarlo. 15 Entonces aquellos hombres vinieron de común acuerdo[eh] al rey y le dijeron[ei]: Reconoce, oh rey, que es ley de los medos y persas que ningún mandato o edicto que el rey establezca, puede ser revocado(IJ).
16 El rey entonces dio órdenes que trajeran a Daniel y lo echaran en el foso de los leones(IK). El rey habló a Daniel y le dijo: Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, Él te librará(IL). 17 Trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso; el rey la selló(IM) con su anillo y con los anillos de sus nobles, para que nada pudiera cambiarse de lo ordenado en cuanto a Daniel. 18 Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno(IN); ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño(IO).
19 Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones(IP)? 21 Entonces Daniel respondió al[ej] rey: Oh rey, vive para siempre(IQ). 22 Mi Dios envió su ángel(IR), que cerró la boca de los leones(IS), y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente[ek] ante Él; y tampoco ante ti, oh rey, he cometido crimen alguno. 23 El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Cuando Daniel fue sacado del foso, no se encontró en él lesión alguna(IT), porque había confiado en su Dios(IU). 24 El rey dio órdenes que trajeran a aquellos hombres que habían acusado falsamente(IV) a[el] Daniel, y que los echaran, a ellos, a sus hijos(IW) y a sus mujeres en el foso de los leones. No habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se habían apoderado de ellos y triturado todos sus huesos.
25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra(IX): Que abunde vuestra paz[em](IY). 26 De parte mía se proclama(IZ) un decreto de que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen delante del Dios de Daniel(JA),
porque Él es el Dios viviente que permanece para siempre,
y su reino no será destruido(JB)
y su dominio durará para siempre[en](JC).
27 Él es el que libra y rescata, hace señales y maravillas(JD)
en el cielo y en la tierra,
el que ha librado a Daniel del poder[eo] de los leones.
28 Y este mismo Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro(JE) el Persa(JF).
Visión de las cuatro bestias
7 En el año primero del rey Belsasar de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones(JG) en su mente[ep], estando en su cama. Entonces escribió el sueño y relató el resumen[eq] de él[er](JH). 2 Habló Daniel, y dijo: Miraba yo en mi visión nocturna(JI), y he aquí, los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar(JJ); 3 y cuatro bestias enormes, diferentes unas de otras, subían del mar(JK). 4 La primera era como un león(JL) y tenía alas de águila. Mientras yo miraba, sus alas le fueron arrancadas, fue levantada del suelo y puesta sobre dos pies, como un hombre, y le fue dado corazón de hombre. 5 Y he aquí, otra segunda bestia, semejante a un oso, estaba levantada de un costado, y en su boca, entre sus dientes, tenía tres costillas; y le dijeron así: «Levántate, y devora mucha carne». 6 Después de esto seguí mirando, y he aquí, otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su dorso[es] cuatro alas de ave; la bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio(JM). 7 Después de esto seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte que tenía enormes dientes de hierro; devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos(JN). 8 Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos(JO), y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí, este cuerno tenía ojos[et] como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia[eu](JP).
9 Seguí mirando
hasta que se establecieron tronos(JQ),
y el Anciano de Días se sentó.
Su vestidura era blanca como la nieve(JR),
y el cabello de su cabeza como lana pura,
su trono, llamas de fuego(JS),
y sus ruedas, fuego abrasador(JT).
10 Un río de fuego corría,
saliendo de delante de Él(JU).
Miles de millares le servían,
y miríadas de miríadas estaban en pie delante de Él(JV).
El tribunal se sentó(JW),
y se abrieron los libros(JX).
11 Entonces yo seguí mirando a causa del ruido de las palabras arrogantes[ev] que el cuerno decía; seguí mirando hasta que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y lo echaron a las llamas del fuego(JY). 12 A las demás bestias, se les quitó el dominio, pero les fue concedida una prolongación de la vida por un tiempo determinado.
13 Seguí mirando en las visiones nocturnas,
y he aquí, con las nubes del cielo
venía uno como un Hijo de Hombre(JZ),
que se dirigió al Anciano de Días
y fue presentado ante Él.
14 Y le fue dado dominio,
gloria y reino[ew](KA),
para que todos los pueblos, naciones y lenguas
le sirvieran(KB).
Su dominio es un dominio eterno(KC)
que nunca pasará(KD),
y su reino uno
que no será destruido(KE).
15 A mí, Daniel, se me angustió por dentro[ex] el espíritu, y las visiones de mi mente[ey](KF) seguían turbándome(KG). 16 Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad acerca de todo esto. Y me respondió, dándome a conocer(KH) la interpretación de estas cosas(KI): 17 «Estas bestias enormes, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. 18 Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos(KJ)». 19 Entonces quise saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era diferente de todas las demás[ez], y en gran manera terrible, con sus dientes de hierro y sus garras de bronce, y que devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies(KK), 20 y la verdad acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro cuerno que había surgido, delante del cual cayeron tres de ellos, es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia[fa], y cuya apariencia era mayor que la de sus compañeros. 21 Mientras yo miraba, este cuerno hacía guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos(KL), 22 hasta que vino el Anciano de Días y se hizo[fb] justicia a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino(KM).
23 Dijo así: «La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, que será diferente de todos los otros reinos; devorará toda la tierra, la hollará y la desmenuzará. 24 Y los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán(KN), y otro se levantará después de ellos; él será diferente de los anteriores y subyugará a tres reyes. 25 Y él proferirá palabras contra el Altísimo(KO) y afligirá a los santos del Altísimo(KP), e intentará cambiar los tiempos y la ley; y le serán entregados en sus manos por un tiempo[fc], por tiempos[fd] y por medio tiempo[fe](KQ). 26 Pero el tribunal se sentará para juzgar(KR), y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre[ff]. 27 Y la soberanía[fg], el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno(KS), y todos los dominios le servirán(KT) y le obedecerán(KU)». 28 Hasta aquí la revelación[fh]. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció[fi](KV), pero guardé el asunto en mi corazón(KW).
Footnotes
- Daniel 2:4 El texto está escrito en arameo desde aquí hasta el cap. 7:28
- Daniel 2:5 Otra posible lectura es: La palabra se ha ido de mí; y así en el vers. 8
- Daniel 2:5 Lit., muladares
- Daniel 2:8 Lit., comprar
- Daniel 2:9 O, ley
- Daniel 2:9 Lit., palabra falsa y perversa
- Daniel 2:9 Lit., el tiempo
- Daniel 2:10 Lit., delante del
- Daniel 2:10 Lit., del
- Daniel 2:10 O, sacerdote adivino
- Daniel 2:11 Lit., delante del
- Daniel 2:11 Lit., no está con carne
- Daniel 2:13 O, la ley
- Daniel 2:14 O, los verdugos
- Daniel 2:15 O, apremiante
- Daniel 2:15 O, la ley
- Daniel 2:16 O, le señalara un tiempo
- Daniel 2:21 Lit., conocedores del entendimiento
- Daniel 2:25 Lit., hijos del destierro
- Daniel 2:27 O, sacerdotes adivinos
- Daniel 2:28 Lit., de tu cabeza
- Daniel 2:29 Lit., después de esto
- Daniel 2:30 Lit., que esté en mí
- Daniel 2:35 Lit., como uno
- Daniel 2:37 O, la soberanía
- Daniel 2:41 Lit., barro de lodo
- Daniel 2:43 Lit., barro de lodo
- Daniel 2:43 O, con
- Daniel 2:44 Lit., dejado
- Daniel 2:45 Lit., después de esto
- Daniel 2:46 O, una ofrenda
- Daniel 2:46 Lit., y olores gratos
- Daniel 2:48 Lit., jefe de los prefectos
- Daniel 2:49 Lit., puerta
- Daniel 3:1 O, imagen, y así en el resto del cap.
- Daniel 3:1 Un codo equivale aprox. a 45 cm.
- Daniel 3:5 O, cítara, y así en el resto del cap.
- Daniel 3:5 O, lira triangular, y así en el resto del cap.
- Daniel 3:5 O, una especie de arpa, y así en el resto del cap.
- Daniel 3:6 O, en la misma hora
- Daniel 3:7 Así en muchos mss. y en algunas versiones antiguas; el T.M. omite: la gaita
- Daniel 3:8 Lit., Por tanto
- Daniel 3:8 Lit., comieron los pedazos de
- Daniel 3:15 O, en la misma hora
- Daniel 3:21 O, pantalones
- Daniel 3:21 O, calzas
- Daniel 3:22 Lit., palabra
- Daniel 3:22 O, severa
- Daniel 3:24 Lit., respondió y dijo
- Daniel 3:25 Lit., no hay daño en ellos
- Daniel 3:26 Lit., respondió, y
- Daniel 3:27 Lit., poder
- Daniel 3:27 O, pantalones
- Daniel 3:27 Lit., cambio
- Daniel 3:28 Lit., y cambiaron la palabra
- Daniel 3:29 Lit., muladar
- Daniel 4:1 Los vers. 1-3 aparecen en el texto arameo como 3:31-33
- Daniel 4:1 O, vuestro bienestar
- Daniel 4:4 En arameo, cap. 4:1
- Daniel 4:5 Lit., Vi
- Daniel 4:5 Lit., cabeza
- Daniel 4:7 O, sacerdotes adivinos, y así en el vers. 9
- Daniel 4:7 O, astrólogos
- Daniel 4:7 Lit., ante ellos
- Daniel 4:8 O posiblemente, el espíritu del Dios santo, y así en el resto del cap.
- Daniel 4:8 Lit., ante él
- Daniel 4:10 Lit., cabeza
- Daniel 4:11 O, altura
- Daniel 4:12 Lit., toda carne
- Daniel 4:13 Lit., cabeza
- Daniel 4:15 O, cepa, y así en los vers. 23 y 26
- Daniel 4:15 Lit., de
- Daniel 4:15 Lit., sea su porción
- Daniel 4:15 O, en la
- Daniel 4:16 I.e., años
- Daniel 4:18 Lit., he visto
- Daniel 4:20 O, altura
- Daniel 4:23 Lit., de
- Daniel 4:23 Lit., sea su porción
- Daniel 4:23 I.e., años
- Daniel 4:25 I.e., años
- Daniel 4:26 Lit., de
- Daniel 4:26 Lit., duradero
- Daniel 4:27 O, redime ahora
- Daniel 4:30 Lit., respondió
- Daniel 4:30 Lit., casa
- Daniel 4:31 Lit., respondió
- Daniel 4:32 I.e., años
- Daniel 4:34 Lit., conocimiento
- Daniel 4:35 Lit., golpear
- Daniel 4:36 Lit., conocimiento
- Daniel 4:36 O, altos oficiales
- Daniel 4:36 O, soberanía
- Daniel 4:37 Lit., verdad
- Daniel 4:37 Lit., justicia
- Daniel 5:2 O, antepasado, y así en el resto del cap.
- Daniel 5:5 Lit., la palma
- Daniel 5:6 Lit., se le cambió su brillantez
- Daniel 5:7 O, astrólogos
- Daniel 5:7 O, un triumviro
- Daniel 5:9 Lit., su brillantez cambió en él
- Daniel 5:10 Lit., casa
- Daniel 5:10 Lit., la reina
- Daniel 5:10 Lit., se cambie tu brillantez
- Daniel 5:11 O posiblemente, el Espíritu del Dios santo
- Daniel 5:11 U, oh rey
- Daniel 5:11 O, sacerdotes adivinos
- Daniel 5:11 O, astrólogos
- Daniel 5:13 Lit., hijos del destierro
- Daniel 5:14 O posiblemente, el Espíritu de Dios
- Daniel 5:15 Lit., de la palabra
- Daniel 5:16 O, un triumviro
- Daniel 5:18 Lit., Tú, oh rey
- Daniel 5:18 O, el reino
- Daniel 5:21 Lit., hijos del hombre
- Daniel 5:22 O, descendiente
- Daniel 5:22 Lit., por cuanto
- Daniel 5:23 Lit., casa
- Daniel 5:24 Lit., la palma de la mano
- Daniel 5:25 O, una mina (50 siclos), del verbo contar
- Daniel 5:25 O, una mina (50 siclos), del verbo contar
- Daniel 5:25 O, un siclo, del verbo pesar
- Daniel 5:25 O, y medios siclos, del verbo dividir (singular arameo, peres)
- Daniel 5:26 Lit., de la palabra
- Daniel 5:28 arameo: paras
- Daniel 5:29 O, un triumviro
- Daniel 5:31 En arameo, cap. 6:1
- Daniel 6:1 En arameo, cap. 6:2
- Daniel 6:3 Lit., Entonces
- Daniel 6:3 Lit., sobre
- Daniel 6:6 O, en grupo
- Daniel 6:8 Lit., nunca dejará de ser
- Daniel 6:10 O, porque
- Daniel 6:11 O, en grupo
- Daniel 6:12 Lit., palabra
- Daniel 6:12 Lit., nunca dejará de ser
- Daniel 6:13 Lit., hijos del destierro
- Daniel 6:15 O, en grupo
- Daniel 6:15 Lit., y dijeron al rey
- Daniel 6:21 Lit., habló con el
- Daniel 6:22 Lit., inocencia fue hallada en mí
- Daniel 6:24 Lit., habían comido los pedazos de
- Daniel 6:25 O, vuestro bienestar
- Daniel 6:26 Lit., hasta el fin
- Daniel 6:27 Lit., de la mano
- Daniel 7:1 Lit., de su cabeza
- Daniel 7:1 O, el principio
- Daniel 7:1 Lit., las palabras
- Daniel 7:6 O, costado
- Daniel 7:8 Lit., en este cuerno había ojos
- Daniel 7:8 Lit., hablaba grandes cosas
- Daniel 7:11 Lit., grandes
- Daniel 7:14 O, soberanía
- Daniel 7:15 Lit., en medio de su envoltura; i.e., del cuerpo
- Daniel 7:15 Lit., cabeza
- Daniel 7:19 Lit., todas ellas
- Daniel 7:20 Lit., grandes cosas
- Daniel 7:22 Lit., se dio
- Daniel 7:25 I.e., año(s)
- Daniel 7:25 I.e., año(s)
- Daniel 7:25 I.e., año(s)
- Daniel 7:26 Lit., para aniquilar y destruir hasta el fin
- Daniel 7:27 O, el reino
- Daniel 7:28 Lit., el fin de la palabra
- Daniel 7:28 Lit., mi brillantez cambió sobre mí
Daniel 2:4-7:28
Reina-Valera 1960
4 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la interpretación. 5 Respondió el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvidé; si no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán convertidas en muladares. 6 Y si me mostrareis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación. 7 Respondieron por segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos la interpretación. 8 El rey respondió y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido. 9 Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. 10 Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo. 11 Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.
12 Por esto el rey con ira y con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia. 13 Y se publicó el edicto de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos. 14 Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. 15 Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿Cuál es la causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había. 16 Y Daniel entró y pidió al rey que le diese tiempo, y que él mostraría la interpretación al rey.
17 Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, 18 para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia. 19 Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo. 20 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. 21 Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. 23 A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.
24 Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación.
25 Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. 26 Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? 27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. 28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama: 29 Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser. 30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
31 Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. 32 La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; 33 sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. 34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
36 Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey. 37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. 38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. 39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. 40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. 41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. 42 Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 43 Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, 45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
46 Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso. 47 El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio. 48 Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. 49 Y Daniel solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.
Rescatados del horno de fuego
3 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. 2 Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. 3 Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. 4 Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, 5 que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; 6 y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 7 Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.
8 Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. 9 Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. 10 Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; 11 y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.
13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que le trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. 14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? 15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?
16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. 19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.
24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.
26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. 28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. 29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como este. 30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.
La locura de Nabucodonosor
4 Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. 2 Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. 3 ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.
4 Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio. 5 Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron. 6 Por esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la interpretación del sueño. 7 Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación, 8 hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo: 9 Beltsasar, jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación. 10 Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. 11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. 12 Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.
13 Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo. 14 Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. 15 Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. 16 Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. 17 La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres. 18 Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses santos.
19 Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren. 20 El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, 21 cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22 tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. 23 Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos; 24 esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: 25 Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. 26 Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna. 27 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
28 Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor. 29 Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, 30 habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? 31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 32 y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. 33 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? 36 En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. 37 Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.
La escritura en la pared
5 El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. 2 Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. 3 Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. 4 Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.
5 En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. 6 Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra. 7 El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino. 8 Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación. 9 Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos.
10 La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. 11 En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, 12 por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
13 Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? 14 Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. 15 Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto. 16 Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino.
17 Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación. 18 El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. 19 Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. 20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. 21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. 22 Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; 23 sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
24 Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. 25 Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. 26 Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. 27 TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. 28 PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.
29 Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino.
30 La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. 31 Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.
Daniel en el foso de los leones
6 Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. 2 Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. 3 Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino. 4 Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. 5 Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.
6 Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive! 7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. 8 Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. 9 Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.
10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. 11 Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. 12 Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. 13 Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.
14 Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle. 15 Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.
16 Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. 17 Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase. 18 Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.
19 El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? 21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. 22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. 23 Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios. 24 Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.
25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. 26 De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. 27 Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones.
28 Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.
Visión de las cuatro bestias
7 En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. 2 Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. 3 Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.(A) 4 La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre. 5 Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne. 6 Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.(B) 7 Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.(C) 8 Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.(D)
9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos,(E) y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia;(F) su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él;(G) el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.(H) 11 Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. 12 Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.
13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre,(I) que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran;(J) su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
15 Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. 16 Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. 17 Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. 18 Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.(K)
19 Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; 20 asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. 21 Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,(L) 22 hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo;(M) y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.
23 Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. 24 Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes;(N) y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. 25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.(O) 26 Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, 27 y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo,(P) cuyo reino es reino eterno,(Q) y todos los dominios le servirán y obedecerán.
28 Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.
Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.org, unitedbiblesocieties.org, vivelabiblia.com, unitedbiblesocieties.org/es/casa/, www.rvr60.bible