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68 No hay, pues, la menor prueba de que sean dioses. Por consiguiente, no les tengan miedo.

69 »Esos dioses de madera recubiertos de oro y plata son como espantajos en un campo de melones, que no protegen nada, 70 o como un espino en un jardín, sobre el que se posan pájaros de toda clase, o como un cadáver abandonado en la oscuridad.

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