Sexto Canto

El coro

¿Quién es esta que sube por el desierto
    apoyada sobre el hombro de su amado?

La amada

Bajo el manzano te desperté;
    allí te concibió tu madre,
    allí mismo te dio a luz.
Grábame como un sello sobre tu corazón;
    llévame como una marca sobre tu brazo.
Fuerte es el amor, como la muerte;
    el celo, inconmovible como el sepulcro.[a]
Como llama divina
    es el fuego ardiente del amor.
Ni las muchas aguas pueden apagarlo,
    ni los ríos pueden extinguirlo.
Si alguien ofreciera todas las riquezas que posee
    a cambio del amor,
    solo conseguiría el desprecio.

El coro

Tan pequeña es nuestra hermana
    que no han crecido sus pechos.
¿Qué haremos por nuestra hermana
    cuando vengan a pedirla?
Si fuera una muralla,
    construiríamos sobre ella almenas de plata.
Si acaso fuera una puerta,
    la recubriríamos con paneles de cedro.

La amada

10 Una muralla soy yo
    y mis pechos, sus dos torres.
Por eso a los ojos de mi amado
    soy como quien ha hallado la paz.
11 Salomón tenía una viña en Baal Jamón,
    la cual entregó a unos arrendatarios.
Cada uno entregaba por sus frutos
    mil piezas de plata.
12 ¡Mi viña solo a mí me pertenece!
    Mil piezas de plata son para ti, Salomón,
    y doscientas son para los que cultivan su fruto.

El amado

13 Tú, que habitas en los jardines,
    pendientes de tu voz están nuestros amigos;
    ¡déjanos escucharla!

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Footnotes

  1. 8:6 sepulcro. Lit. Seol.

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