Add parallel Print Page Options

Te llevaría y te entraría
a la casa de mi madre,
donde tú me enseñarías
y yo te serviría el vino oloroso
y mi licor de granadas.
En su izquierda reposa mi cabeza,
con su derecha me abraza.

Amado

Juradme, muchachas de Jerusalén
por las gacelas y ciervas del campo,
que no despertaréis ni turbaréis
al amor hasta que él quiera.

Read full chapter