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El amado

¡Qué bien lucen tus pies con

las sandalias, oh hija de nobles!
Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de las manos
de un artista.
Tu ombligo es como una copa redonda a la que no le falta el vino aromático. Tu vientre es como un montón de trigo rodeado de lirios.
Tus dos pechos son como dos venaditos mellizos de gacela.

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