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Pueden ser sesenta las reinas,
    ochenta las concubinas
    e innumerables las vírgenes,
pero una sola es mi palomita preciosa,
    la hija consentida de su madre,
    la favorita de quien le dio la vida.
Las mujeres la ven y la bendicen;
    las reinas y las concubinas la alaban.

El coro

10 ¿Quién es esta, admirable como la aurora?
    ¡Es bella como la luna,
    radiante como el sol,
    majestuosa como las estrellas del cielo!

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