Add parallel Print Page Options

Tus mejillas, tras el velo,
son rojas como manzanas.

Puede haber sesenta reinas,
y más de ochenta mujeres;
pero mi palomita amada
es una mujer singular;
¡es una mujer perfecta!
Es la hija preferida de su madre.
Hasta las mujeres mismas
la ven y la felicitan;
reinas y princesas
no se cansan de alabarla.

Read full chapter