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Mientras despunta el día y huyen las sombras,
me iré al monte de la mirra,
a la colina del incienso.

¡Qué hermosa eres, amada mía!
No hay defecto en ti.

Ven conmigo del Líbano, esposa mía;
baja del Líbano conmigo.
Mira desde la cumbre del Amana,
desde la cumbre del Senir y del Hermón,
desde las guaridas de los leones,
desde los montes de los leopardos.

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