Me encuentran los centinelas
    mientras rondan la ciudad.
Les pregunto:
    «¿Han visto ustedes al amor de mi vida?».
No bien los he dejado,
    cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
    lo llevo a la casa de mi madre,
    a la alcoba donde ella me concibió.

El amado

Yo les ruego, doncellas de Jerusalén,
    por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
    hasta que ella quiera despertar.

Read full chapter

Pregunté a los guardias
que hacen la ronda de la ciudad:
«¿No han visto ustedes al amor de mi vida?»

Apenas me había alejado de ellos,
cuando encontré al amor de mi vida.
Lo tomé de la mano, y sin soltarlo
lo llevé a las habitaciones de mi madre.

Él

Prométanme, mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y cervatillas del bosque,
no interrumpir el sueño de mi amor.
¡Déjenla dormir hasta que quiera despertar!

Read full chapter

Os guardas, que faziam a ronda na cidade, detiveram-me,
e perguntei-lhes:
“Viram aquele que eu tanto amo?”
Mas, passado pouco tempo,
logo achei aquele que a minha alma deseja
e não o deixei até o ter levado para casa,
para o velho quarto de minha mãe.
Conjuro-vos, ó filhas de Jerusalém,
pelas gazelas e cervas do campo,
que não despertem o meu amor,
até que ele queira.

Read full chapter