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La esposa

Morena soy, hijas de Jerusalén,
pero hermosa como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón.
No reparéis en que soy morena,
pues el sol me miró.
Los hijos de mi madre se enojaron contra mí;
me pusieron a cuidar las viñas,
mas mi viña, que era mía, no guardé.

Dime tú, amado de mi alma,
dónde apacientas tu rebaño,
dónde descansas al mediodía;
pues ¿por qué he de andar como errante
junto a los rebaños de tus compañeros?

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