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Mutuo encanto de los esposos

EL CORO:

«¿Adónde se ha ido tu amado(A),
Oh la más hermosa de las mujeres(B)?
¿Adónde se ha dirigido tu amado,
Para que lo busquemos contigo?».

LA ESPOSA:

«Mi amado ha descendido a su huerto(C),
A las eras de bálsamo,
A apacentar su rebaño(D) en los huertos
Y recoger lirios(E).
Yo soy de mi amado y mi amado es mío,
Él apacienta su rebaño entre los lirios(F)».

EL ESPOSO:

«Eres hermosa(G) como Tirsa(H), amada mía,
Encantadora(I) como Jerusalén(J),
Imponente como un ejército con estandartes(K).
Aparta de mí tus ojos,
Porque ellos me han confundido;
Tu cabellera es como un rebaño de cabras
Que descienden de Galaad(L).
Tus dientes son como rebaño de ovejas
Que suben del lavadero,
Todas tienen mellizas,
Y ninguna de ellas ha perdido su cría(M).
Tus mejillas son como mitades de granada
Detrás de tu velo(N).
Sesenta son las reinas y ochenta las concubinas(O),
Y las doncellas(P), sin número;
Pero sin igual es mi paloma, mi perfecta(Q),
Es la hija única de su madre,
La preferida de la que la dio a luz.
Las doncellas la vieron y la llamaron bienaventurada(R),
También las reinas y las concubinas(S), y la alabaron, diciendo:

10 “¿Quién es esta que se asoma como el alba,
Hermosa como la luna(T) llena,
Refulgente como el sol(U),
Imponente como escuadrones abanderados(V)?”.
11 Descendí al huerto de los nogales
Para ver el verdor del valle,
Para ver si la vid había retoñado,
Si los granados(W) habían florecido.
12 Sin que me diera cuenta, mi alma me colocó
Sobre los carros de mi noble pueblo[a]».

EL CORO:

13 [b]«¡Regresa, regresa, oh Sulamita;
Regresa, regresa, para que te contemplemos!».

Footnotes

  1. Cantares 6:12 O los carros de Aminadab.
  2. Cantares 6:13 En el texto heb. cap. 7:1.

Mutuo encanto del esposo y de la esposa

¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres?

¿A dónde se apartó tu amado,

Y lo buscaremos contigo?

Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias,

Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.

Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;

Él apacienta entre los lirios.

Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa;

De desear, como Jerusalén;

Imponente como ejércitos en orden.

Aparta tus ojos de delante de mí,

Porque ellos me vencieron.

Tu cabello es como manada de cabras

Que se recuestan en las laderas de Galaad.

Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del lavadero,

Todas con crías gemelas,

Y estéril no hay entre ellas.

Como cachos de granada son tus mejillas

Detrás de tu velo.

Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas,

Y las doncellas sin número;

Mas una es la paloma mía, la perfecta mía;

Es la única de su madre,

La escogida de la que la dio a luz.

La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada;

Las reinas y las concubinas, y la alabaron.

10 ¿Quién es esta que se muestra como el alba,

Hermosa como la luna,

Esclarecida como el sol,

Imponente como ejércitos en orden?

11 Al huerto de los nogales descendí

A ver los frutos del valle,

Y para ver si brotaban las vides,

Si florecían los granados.

12 Antes que lo supiera, mi alma me puso

Entre los carros de Aminadab.

13 Vuélvete, vuélvete, oh sulamita;

Vuélvete, vuélvete, y te miraremos.

¿Qué veréis en la sulamita?

Algo como la reunión de dos campamentos.