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Daniel estuvo de acuerdo, y dijo:

—Muy bien; hagamos lo que el rey dice.

Los sacerdotes de Bel eran setenta, sin contar a sus mujeres y a sus niños. 10 Entonces el rey y Daniel fueron al templo de Bel, 11 y allí los sacerdotes le dijeron al rey:

—Nosotros saldremos del templo. Su Majestad pondrá la comida y el vino delante de Bel, cerrará con llave la puerta, y luego pondrá en ella el sello de su anillo. Si mañana usted regresa y Bel no se ha comido nada, nosotros moriremos. Pero si se comió todo, Daniel morirá por habernos acusado con mentiras.

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