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El rey le preguntó:

—¿De manera que no crees que Bel sea un dios viviente? ¿Acaso no has visto todo lo que come y bebe cada día?

Daniel se echó a reír y respondió:

—¡No se deje engañar Su Majestad! Por dentro, ese ídolo es de barro; y por fuera es de cobre. ¡Jamás ha comido ni bebido nada!

El rey se enojó mucho, mandó llamar a los sacerdotes de Bel y les dijo:

—Si ustedes no me dicen quién es el que se come esos alimentos, morirán. Pero si demuestran que Bel sí se los come, morirá Daniel, por haber dicho palabras ofensivas contra Bel.

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