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25 Pero Daniel respondió:

—Yo adoro al Señor mi Dios, que es el Dios viviente. Si Su Majestad me da permiso, mataré esa serpiente sin espada ni palo alguno.

26 El rey le dijo:

—Te doy permiso.

27 Daniel tomó un poco de brea, grasa y unos pelos, lo puso todo junto a cocer, hizo unas tortas y se las echó en la boca a la serpiente; ella se las comió y reventó. Entonces dijo Daniel:

—¡Vean qué es lo que ustedes adoran!

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