Add parallel Print Page Options

Daniel era una de las personas a quien el rey Ciro más apreciaba y en quien más confiaba.

Los babilonios adoraban a un ídolo llamado Bel, y todos los días le presentaban una ofrenda. Le llevaban seiscientos kilos de harina fina, cuarenta ovejas y ciento treinta litros de vino. El rey iba todos los días a adorar a Bel; pero Daniel adoraba a su Dios.

Read full chapter