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»Ustedes ofrecieron sacrificios
a los demonios,
olvidaron a Dios, su creador,
y por eso lo hicieron enojar.
Se olvidaron del Dios eterno,
que tuvo cuidado de ustedes,
y le causaron dolor a Jerusalén,
la ciudad que los vio crecer.

»Cuando se supo
que Dios iba a castigarlos,
Jerusalén dijo:

        “¡Ciudades vecinas, escuchen:
        Dios me envió un dolor muy grande!

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