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¡Qué dichosos somos, Israel,
pues conocemos la voluntad de Dios!

Lamentación de Jerusalén por sus hijos

¡Ánimo, pueblo mío,
tú que guardas vivo el recuerdo de Israel!
Ustedes fueron vendidos a naciones extranjeras,
pero no serán exterminados.
Por haber hecho enojar a Dios,
fueron entregados a sus enemigos.

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