Add parallel Print Page Options

El castigo es justo

19-24 »Al pedirte esto, Dios nuestro, no lo hacemos confiados en las buenas obras de nuestros antepasados y de nuestros reyes. Nosotros mismos merecemos el castigo tan duro que nos diste, pues ya nos lo habías advertido por medio de tus servidores, los profetas. Por medio de ellos nos dijiste que nos sometiéramos al rey de Babilonia y lo sirviéramos, pues sólo de esa manera podríamos seguir viviendo en la tierra que les diste a nuestros antepasados. Nos dijiste: “Si no obedecen esto que les digo, pondré fin a las fiestas y a las canciones de alegría en Jerusalén y en las demás ciudades de Judá; todo el país quedará deshabitado y convertido en un desierto”.

»Dios nuestro, como no te obedecimos, cumpliste tus amenazas: los huesos de nuestros reyes y de nuestros antepasados fueron sacados de sus tumbas

Read full chapter