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Pero no había nadie ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de ella que pudiera abrirlo y leerlo. Yo me puse a llorar mucho, pues no se había encontrado a nadie que mereciera abrir el rollo y leer lo que decía. Entonces uno de los ancianos me dijo: «Deja pues de llorar, que el León de la tribu de Judá, el descendiente de David[a] ha ganado la victoria. Él puede romper los siete sellos y abrir el rollo».

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Footnotes

  1. 5:5 el León […] David Se refiere a Jesucristo.

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá,(A) la raíz de David,(B) ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

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Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra(A), podía abrir el libro ni mirar su contenido[a]. Yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido[b].

Entonces uno de los ancianos me dijo*: «No llores; mira, el León(B) de la tribu de Judá(C), la Raíz de David(D), ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos».

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Footnotes

  1. 5:3 Lit. ni mirarlo.
  2. 5:4 Lit. ni mirarlo.