¹⁵ Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

⁴⁷ Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. ⁴⁸ El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. ⁴⁹ Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

¹⁷ Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

¹⁶ El que a vosotros oye, a mí me oye;^(A) y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.

³ ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,

²⁹ ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto^(A) en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? ³⁰ Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.^(B) Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.^{(C) 31} ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

³ Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;

⁸ en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;