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marcharéis a la cabeza de los desterrados,
    y así terminará el banquete de los holgazanes.

El Señor omnipotente jura por sí mismo;
    esto afirma el Señor Dios Todopoderoso:

«Yo detesto la arrogancia de Jacob;
    yo aborrezco sus fortalezas;
por eso entregaré la ciudad al enemigo,
    con todo lo que hay en ella».

Sucederá que, si en una casa quedan diez hombres con vida, todos morirán.

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