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Soy yo quien les negué la lluvia
faltando tres meses para la siega,
yo el que hice caer la lluvia
en una ciudad sí y en otra no;
y mientras la lluvia empapaba un campo,
otro, al carecer de agua, se secaba.
Iban de ciudad en ciudad buscando agua
sin que lograran apagar la sed;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.
Los golpeé con tizón y con añublo,
agosté sus huertos y viñedos;
devoró la langosta higueras y olivares;
pero siguen sin convertirse a mí,
—oráculo del Señor—.

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