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Si el león ruge en la selva,
es porque está hambriento;
si gruñe en su cueva,
es porque atrapó un animal.
Si el ave queda atrapada,
es porque alguien puso una trampa.
Si la gente se alborota,
es porque sonó la alarma;
y si la gente se espanta,
es porque algo malo sucede.
Y si algo malo sucede,
es porque Dios lo causó.

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