Simón el mago

Y cierto hombre llamado Simón, hacía tiempo que estaba ejerciendo la magia(A) en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje(B); 10 y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, diciendo: Este es el que se llama el Gran Poder de Dios(C). 11 Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas(D). 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios(E) y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban(F), tanto hombres como mujeres. 13 Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales(G) y los grandes milagros(H) que se hacían.

Pedro y Juan en Samaria

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén(I) oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan(J), 15 quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo(K), 16 pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos(L); solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús(M). 17 Entonces les imponían(N) las manos, y recibían el Espíritu Santo(O). 18 Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca[a] contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero(P). 21 No tienes parte ni suerte(Q) en este asunto[b], porque tu corazón no es recto delante de Dios(R). 22 Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón(S). 23 Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena[c] de iniquidad(T). 24 Pero Simón respondió y dijo: Rogad vosotros al Señor por mí, para que no me sobrevenga nada de lo que habéis dicho.

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Footnotes

  1. Hechos 8:20 Lit., sea para perdición
  2. Hechos 8:21 O, enseñanza; lit., palabra
  3. Hechos 8:23 O, grillos, o, esclavitud

Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A este oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.(A) 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.

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