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Luego el rey dijo a Amasá:

— Convoca a la gente de Judá en el plazo de tres días y luego te presentas aquí.

Amasá fue a convocar a Judá, pero tardó más tiempo del previsto. Entonces David dijo a Abisay:

— Ahora Sebá, el hijo de Bicrí, nos puede hacer más daño que Absalón. Sal con los hombres de tu señor a perseguirlo, antes de que llegue a las ciudades fortificadas y se nos escape.

Abisay partió de Jerusalén al frente de los hombres de Joab, los quereteos, los peleteos y todos los valientes y salieron en persecución de Sebá, el hijo de Bicrí. Cuando estaban junto a la piedra grande que hay en Gabaón, se encontraron con Amasá. Joab llevaba sobre su vestimenta un cinturón con una espada envainada, atada al muslo. La espada se le salió y cayó. Joab saludó a Amasá:

— ¿Estás bien, hermano?

Luego lo agarró de la barba con su mano derecha para besarlo. 10 Pero Amasá no reparó en la espada que Joab llevaba en la otra mano y este se la clavó en la barriga; se le salieron los intestinos a Amasá y así, de un sólo golpe, murió. Luego Joab y su hermano Abisay reanudaron la persecución de Sebá, el hijo de Bicrí.

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