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La obligación del trabajo

Finalmente, hermanos, esto es lo que les mandamos en nombre de Jesucristo, el Señor: que se mantengan apartados de todo hermano que viva ociosamente y no siga la tradición que ha recibido de nosotros. Conocen ustedes perfectamente cómo pueden imitarnos, pues no vivimos ociosamente entre ustedes ni comimos de balde el pan de nadie. Al contrario, trabajamos día y noche hasta casi extenuarnos, con el fin de no ser gravosos a ninguno de ustedes.

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