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Pero David respondió a Recab y a Baaná, su hermano, hijos de Rimón de Beerot, y les dijo:

—¡Vive el SEÑOR, que ha rescatado mi vida de toda adversidad! 10 Si cuando uno, imaginándose que me traía buenas noticias, me informó diciendo: “Saúl ha muerto”, yo lo prendí y lo maté en Siclag, en pago de sus buenas noticias, 11 ¡cuánto más a unos hombres malvados que mataron a un hombre justo en su casa y sobre su cama! Ahora pues, ¿no demandaré su sangre de sus manos, eliminándolos de la tierra?

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